jueves, 28 de diciembre de 2017



Bálsamo contra los  recuerdos


Me refiero a los que te dicen y te hacen como pasos de caracol
para hacer del tiempo la guitarra sorda
que espanta la lluvia, el sol y las palabras; una tragedia
por la soledad ajena a los acordes sin partitura que sonaban
 en los vacíos vigilantes de nuestra  ruta, un olvido que vivía
en los andares de la acrobática perdiz.  Como las saetas
de aquellos mancos que nos hacían de cordel
cuando las promesas  fueron ladridos
de nada para el sexo por todo, entonces
miro los barros que  hacen los recuerdos, y una diabólica
sonrisa  me retuerce el tiempo como un pistolero
ensañado entre  el rencor y las balas  de su revólver.


Por todo ello, sin apellidos como los parias que te pueblan
en la sequedad de tus horizontes, sin esperanza ni convencimiento
para recordar - y sin  complemento directo-, un bálsamo
contra  la genialidad que te gusta regalar, sin fundamento,
sería, entre sonrisas y medias mentiras, - Vete a la mierda,
corazón. Y cuando llegues, convéncete que ni zumo
rezumas  por ser fruta podrida e  ya intemporal.

lunes, 25 de diciembre de 2017

La nieve como endecasílabo de la vida: En este instante, breve   y duro instante ....



 JÁCOME


Nunca será lo mismo  un Fernández  que apellidarse Jácome; y la diferencia  se acentúa si  se   presenta un libro en la Casa de Cultura de Pola  que se titule Pequeñas notas para una canción de invierno;  poético donde los haya, este título anticipa la  capacidad creadora del autor,  como fotógrafo,  por la sensibilidad que encontramos tanto en los temas inesperados que calcifica con su cámara como  en la selección de los mismos. Y  cual homérico Héctor de tremolante casco, por el moño que corona su testa, hace  creíble para  sus fotos lo que dice Charles Simmons sobre el amor en su novela Agua salada: el amor es mágico porque crea algo de la nada. Por eso me entenderá si le escribo que las fotografías buenas no son reales, son estampas sobre lo que uno piensa o siente   sobre lo real; como si  el arte fuese un refugio de la realidad de quien  usa la mirada como recurso principal para ser una sombra del tiempo, ocre como el otoño.  Por eso,  nos atrevemos a decir que la idea que recorre el libro como hilo de Ariadna,  es la fugacidad. La misma que da vida a la nieve que   le sirve a Héctor para dejar constancia  de su formación académica con la línea y la exactitud  por  argumento principal. Aunque claramente se deja entrever,  como alma atormentada,  que un día dirá, como  decimos todos: Ya somos todo aquello // contra lo que luchamos a los veinte años. Para ser dueño de los versos del poeta mejicano Pacheco, sabrás que será  un proceso arduo y difícil que te pone en el camino de hacer poesía con la luz, el color  y el sufrimiento como temas  únicos, con variaciones. Sabiendo, también, que  esos sustantivos remozarán el objetivo de tu cámara,  y harán de ti un maestro que sabe dónde está el Utriru y eleva su fotografía a la categoría del blanco y negro, sublimes, igual que el gorrión al que hiciste prisionero  un día sin fecha que había nieve y frío en la Pola de siempre, con sus miradas perdidas y sin futuro. Y  que nunca más  bajará  a las soledades del jardín y de pronto lo espanta una  mirada. Y alza el vuelo sin fin, alza su libertad amenazada para darte  una idea desde  el alambre  donde penden tantas cosas de nuestras vidas. Como tu gorrión. 

miércoles, 20 de diciembre de 2017




Lluvia de estrellas.



Así en la tierra como en el cielo, padre nuestro; en el cielo,
 lluvia de estrellas a cientos como palabras del  universo
y  los sustantivos en común que nos hacen prorrateo con su afán
indigno de la diferencia: todas son y brillan y deslumbran  en la noche
tan oscura del alma como su fugacidad. Son todas de  lesa humanidad
en gavilla cuando nos hacen del  ojo, la imagen- destello
del vivir sin tiempo y en condena  como la fugaz palabra del amor:
empaladas en los  mitos y  sus pasiones, únicamente el nombre es  la memoria
que lleva a las espaldas,  en sus Gemínidas,  los avatares de tanto furor
embaucado por el deseo y los plumajes  para los apetitos de la pasión.  

Táuridas, Úrsidas o Perseidas son fuegos artificiales del pallida mors
que nos habita con el ansia de vivir y  tantos  desatinos
de impacientes  viajeros por caminos  rebosantes  de  la nada.
Es la misma, devota del  Caronte y vivero de las muecas,
que destila  a medias,  sonrisas de hielo, nuestro fin principal:
ser engañosos cometas de textura frágil, como la palabra o
la  lluvia de estrellas. Las mismas que nos dicen cuando brillan 

que no sabemos ni adónde vamos ni de dónde venimos: la ironía del vivir

miércoles, 13 de diciembre de 2017






Maternidad: las ciento cuatro y mil raíces de la vida.




¡Niños! Almas del alma y ansias asidas al credo de la palabra: la nieve
y las yemas de sus dedos como árbol con la esperanza del rayo que arde
en las risas de sus ojos y en la esperanza de  su infinitud, el instante.
Son tus niños. La magia del amor asida a las raicillas que embridan el tiempo con el silencio
y el recuerdo contra el olvido: hijas de la mano amorosa y las tiernas
miradas que hacen formas de las ideas, acumulan sabores con el agua
y con esta nieve, al día de la fecha, por noviembre, en Carraluz,  abren a la tierra
el apetito de una maternidad. Aunque por tu mano duermen en el riego
su intimidad,  la esperanza de trascender hacen de tu persona, como
estas hijas de la tierra, tus cebolletas, los milagros del credo y la confianza:    
cuando llegan a tu sabor o son lágrimas en tus ojos de ilusión, hacen de tu corazón
los planetas de la oscuridad;  cada una de las ciento cuatro y sus mil raíces de la vida, 
hijas del tacto que te habita, cada lluvia que brota en busca de la luz en el centro
de su corazón, es un clamor. Te llaman para que participes de ellas en cada una
de sus argucias para sobrevivir; para que seas la fuerza que las embriaga cuando
sueñan, como tú, con el aceite derramado en el verde del sabor y el color.
Aman tus dificultades y te prestan  las venas  para tu resurrección. Sustraen
al invierno  todas las formas y ventiscas que sirvan para afianzar
las tormentas de tu alma al lienzo acristalado como miel; para que sean  el trazo
demoledor del cansancios o las asperezas del vivir; para que hagas de tu
mano  la nieve donde ellas beben las palabras asidas a la maestría de las ciento
cuatro y mil raíces de la vida que tienes en Carraluz, donde el amor es una revuelta
en el camino, la forja en tus colores y palabras con el fuego de tu pasión.


lunes, 11 de diciembre de 2017





SUMA.-
          Para Ana.

Aquella suma que multiplicas por mil por las cientos de  almas en cada palabra,
Es la poesía.

Y  las tentativas  entre tantos  dedos de tus propias manos, es la poesía:
 tinta en la sangre para  un  corazón.

Aquel rebozo de tanta tristeza, ¿cuándo es poesía? Sólo en los ríos de tu voz
 si te ríes o rompes y caminas  en el dolor de las sombras que nunca señalan.

¿Quién lo diría? Tiene tu nombre y nunca lo escribes.









Sin apellidos: la poesía tiene una sola realidad: el sufrimiento.

                 - Josefa la Penana
                                         
                                           … fuera de las lindes del corazón.



Mitigar el amor. Abrazó Caronte a tu hijo en el
Mítico Pontón, Estigia  donde, en súplicas,  rompías   
Las entrañas para sorber su dolor:

Santumadero.

Fueron tus pasos, entonces, pájaros muertos.
Sin andares y ciegos, roto el navío,
Los cuarentas dedos  traían tu elixir  para lijar

Los ojillos de madre: era el punzón que buscaba tu
Gólgota particular, la fuga de Patinir y sus oscuros barrancos,

Para retornar al amor, al hijo, a la esperanza.
La exactitud de las matemáticas.




Números




No son tus números los que llevo en la piel.
Están en la sangre de mi memoria, incrustados,
a fuego, por el calor de la nieve.

Prisionero de la insistencia ¿cómo salir de las púas de tantos alambres? Son canes feroces los que ladran
Tus silencios, y los miedos cercan y doblegan la espina
De aquella esperanza.

Para que lo entiendas: es el Aramo y sus nubes,
Negras como el amor sin palabras, negra leche
que bebo al amanecer.

miércoles, 6 de diciembre de 2017







  POR FIN
           Unas nubes redondas, blancas, pasan lentamente sobre el cielo azul en la lejanía. Azorin
               
Mejor la muerte que vivir sin amor. ¿Será, sin el rayo,
la torre de azul más piedra  para sobrevivir? Estrecho
lazo de muerte para resucitar la vida y buscar el trallazo
que pare el golpe del abrazo: dignidad para tanto nombre
que se esconde en la estampida del beso,  nunca de rutina,
labios ofuscados que son colores del corazón  para el alma.

Te hablo con la sangre, en el rincón de Asturias
que sabes displicente,  donde la miseria mastica
 los sentimientos; los piensa retales y  hacen
del amor un traje raído, pana desvaída
y sin botones, con lamparones de la desidia
en los ojos. Son así: quienes succionan la vida
en nuestro corazón son la envidia y su amiga,
sin duda, la mezquindad: los de siempre.

Es lo mismo. Allá ellos. Somos  tu y yo, y lo sabemos:
esa fuerza corregida por el roce  que revive
la palabra, nuestro fuego, el tacto y la brisa,
la fatiga del tiempo  cuando  sus pasos buscan
las huellas de nuestros dedos. Nuestro ámbito
es la vida y los cielos de tus ojos, sus tormentas,
esas nubes juguetonas que nos miran hoy como
sombreaban, en tiempos, el huerto de Melibea,
donde los amantes se decían, como nosotros,
de hoy para mañana … y siempre. Y miraban
al cielo donde eran, contra el olvido, palabra
en el tiempo, contra la muerte: por fin.
Corazones con palabras para Errasti.


Pesadumbre
                                                     Lo siento, Eduardo.
Me pesa la vida y me jode la falta de humor. Me gustan los
poemas de Errasti : se cisca en todo  y su desenfado con la del quinto
que se pinta los labios para lucir el coche y sus caballos
pese a un  marido cornudo , fue un poema con el premio mayor de la risa:
edición  agotada en los mentideros de la miseria,
era un político de renombre, pésimo vendedor de churros
a la prensa y sus canoros petirrojos vestidos de azul y sudadera.

Hay, sin embargo, tiznes de ternura en los lametazos
que juntos le damos a la esquina de la sonrisa que nos busca
cuando, en el café,  el tontaina  que escucha, se ríe de los azotes
que damos a las vocales que entafarran la tostada de miel y
soledad a la que pone cara de enteradillo: sabe de nuestro amor
por los débiles de corazón que son un poema sin dedicatoria.

Escapamos,  como sea, de la vanidad. Hacemos nuestros tus colores,
amor, con la caza de  LOS DIAS, aunque no competimos: con Eduardo
y páginas de  sarcasmos-cual tabaco de pipa-,   y los sin fin de Fernando, 
melismas,  costumbre inveterada, prevaricamos el instante
con tu nombre, mi Soni, reina del corazón, para que la vida
sea un caramelo en el pirulí del arte: el consuelo para tanto
corazón desalmado  que rebusca en la vida como si hoy 
fuera el  mañana,   cuna  de un desamor, el triunfo de las virtudes 
de Mantegna, ejemplo claro del canibalismo con la sonrisa
en los labios que azota los vientos que respiramos: vámonos lejos
del paraíso terrenal, España, poso  en el cáliz de oro,
el trazo sin tinta de un pirueta  en el aire, nuestra desazón.





Una escena
                        En este instante, breve y duro instante,
                                                    cuántas bocas de amor están unidas
                                                    cuántas vidas se cuelgan de otras vidas
                                                    exhaustas en su entrega palpitante.- A. González[1].



   
                                                  

Que somos, sin tiempo, padres de los instantes que aprovechan los momentos, es lo que dicen quienes, imaginarios de nuestro amor, hacen de los días las fechas de navidad. Y tienen razón: una brisa de ternura arrima nuestros corazones al fuego  donde el pan es candela del hambre que nos transita cuando somos y estamos en los dos. Para distraerla,
una puerta te presta la clavija que abre al envés de su corazón: cuidadosa de sus sueños,
buscas la victoria del tiempo cuando le das forma fuera  de su piel, un toque de ilusión. Y mientras, camino  por tu alma en compañía del marqués de Bradomín: me escuchas atada a tus tareas, en silencio, relajada: ya son ascuas los leños  que  hacen mágico el tiempo que restamos a la puesta del sol antes del viaje, tres días antes de la noche de navidad.   



[1] Palabra sobre palabra. A. González. Barral editores.1972.

domingo, 3 de diciembre de 2017


Ulises encadenado por esta maga de los deseos y de la palabra. Merece la pena la historia para saber en que nos convertimos si nos arrastran. 





C I R C E



¡Los deseos, Circe!

En tus deseos, Circe, el corazón de los sueños.

Los deseos, Circe, que  retratan,  fieros, a quien  reza infernales pasiones grabadas por  mastines en los espejos del alma: lo sabes.

¡Domesticas el miedo! Para ti, son violines los truenos, látigos implacables
Tus airadas palabras. Diamantes que  horadan las simas de una
Pasión encainada.


¡Los deseos, Circe!

lunes, 27 de noviembre de 2017

Si limpio más, no quedan ni los huesos de tus recuerdos.



Rastrear.
Rastreo tu nombre en mis recuerdos, 
sin tiempo y sañudo de palabras.
Hago, contigo, un revoltijo de imágenes
y ninguna hace señal que te recuerde
como barridas por la nada. No me extraña.
El junco, sin la tormenta, es una idea
únicamente vestida por su soledad.
Ajeno, además, a tus palabras, tan inoídas
que vives sin percibir el libérrimo canto
de la lombriz; y con el cielo como asesino
de tus tonterías, rebusco, sin afán,
las entradas de tus silencios, y apenas habla
un vacío como los ecos de un corazón.
Por eso te escribo. Porque hilaba con tus cabellos
la luz que me sirve este día de noviembre, sin fecha,
para romper el espejo de tu figura, desvaída y distante,
empobrecida por el uso de un cuerpo quemado por las sombras
que dejaron el nombre donde todo es el morir, los pasos en el mar.

sábado, 25 de noviembre de 2017



Bergamín

Siempre infantil hasta las esencias, joven Tobías,  adolescente fiero, aquel viejo verde escribía  tu nombre  con su   lector de silencios.
Sabía de tus manos, pastoras de las formas, y fuente de palabras. Sabía de los afluentes que rompen  tus dedos. Y de  las esquinas  de tus torrenteras, ¡vaya si sabía! De la imagen rota que bulle en tu  espejo, también la sabía. Y de tus  deseos que se rompen, locos, corazón abajo… ¡no te digo nada!
Aquel viejo verde, Bergamín,  guarda el poder del fuego

En su madera quemada.

Me gustan los colores para las ideas. 


SERPENTINA
En los vestidos de mis palabras,
a escondidas, entre algodones,
van los trazos de mi alma.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Homenaje al tiempo y la palabra.




AQUEL AÑO DE TANTOS DÍAS


Me faltó el aire cuando te quise:
las palabras eran gatos en la salsa de tu nombre.

Me faltó el aire cuando te quise:
me ahogabas cuando sentía la víbora
de la angustia, su  mordida en la garganta.

Y  cuando, frágil,  volabas cual paloma
herida por el león del deseo, águila del amor,
me faltó el aire cuando te quise.


AQUEL AÑO DE TANTOS DÍAS.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Caminos
                  … caminos de la tarde. A. Machado

En silencio, sin olvido en la memoria, llenos de sombras
acicaladas por el polvo y el recuerdo , las pestañas
bañadas en  rímel de la esperanza, los caminos. Valedores
sin tiempo  ni risa que los engañe, nuestra infancia
los patea  cuando,  de La Renta a Ramoniz, desde siempre,
el guiño del retorno es hálito y aliento contra la decadencia.

Con  juegos y palabras  o con  las travesuras, nos prestan
la nostalgia como herramienta  en el repaso de la orillas
cuando volvemos ,  y nos esperan con los nombres
de siempre en el regazo , piedras marcadas, imborrables
en las cortezas de la imaginación, el árbol de la vida,
los viejos robles, linderos contra la nada, las cunas que son
de aquellas manos ligadas al amor de siempre y la ternura,
la madre y todos los pasos  donde senderos y  atayos
o caminos son corrientes marinas hacia la vida
en el mar proceloso de la duda y la incertidumbre.

Las rutas del pan contra el hambre tienen tu nombre
cual tablas de salvación, en la sextaferia: todos los brazos
comulgan la sangre de tus orillas en la fiesta de la palabra
y el vino contra las intemperancias del frio,
en el invierno:  esquifes  de sudor por el trabajo
y el olor rompen las brisas, cual olas, para
ser la eternidad, en sueños, contra el hambre, hoy,

y mañana, para siempre, cuando vuelvo. Mis caminos.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Campo de tulipanes.

Desde dentro, ya en el interior de las sombras, con el berbiquí
De los sueños y el punzón de los sentimientos, encontrar la cara de las mil caras
En la hoja de color otoñal, es la esperanza.

Son caminos sinuosos y  senderos los  que rompen, infinitos, los rayos que acotan    en el instante  la fuerza del relámpago, el impulso.
Y entonces son lunas rojas y tersos espejos d sol que las envuelve,
Pasiones cegadoras  que rompen en el tulipán
De la palabra: los labios.


Senderos y caminos rompen, infinitos, los rayos que acotan
En el instante la fuerza del relámpago, el impulso.
Y entonces son lunas rojas los sentidos  y los tersos espejos
Del sol que las envuelve, pasiones cegadoras
Que rompen en el tulipán de la palabra: los labios.

Todo es un fluir sin la casualidad del instante,
Rosa cual torre Eiffel clavada en mi corazón: horizonte
hacia el este, la ruta que lleva a tu puerto, el nombre de nada.  

martes, 14 de noviembre de 2017



 ... mientras no oye su nombre  de labios de una mujer.¡Puede ser!A.Machado.

Estación de Córdoba.-
8:40 de la mañana.




Cuando no estoy contigo,
Las estaciones
Son los lugares más tristes de la tierra.
Ríos de metal
Sobre mapas de sangre.



- Sin fármacos, a pelo, el poeta vive el infierno de un amor sin gloria. Fanático del verismo, pone espacio y hora a su circunstancia: Córdoba, 8:40, delante de un futuro para nada.  Una geografía para mil soledades.

Que son el límite a una desesperación, como la risa o el llanto: Errasti pone alma a la amada sin nombre, fantasma como todos los que invaden sus ojos en la estación, desvaídas figuras salidas de un amanecer. Ausencia y tristeza en el renglón del poema.


Naturaleza muerta por un sufrimiento.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Somos el OTRO: Dicen que el hombre no es hombre ... A. Machado.




"Esto, Ramón, se parece a la vida".[1]


Somos los otros. Cualquiera,  en cualquier momento y donde menos se espera.
Anda uno al matarile con todos sus huesos que te recuerdan,
 sin compasión,  la condición de homínido, esa  mezcla impoluta del romano hormigón
que llega hasta nuestros días como testimonio de lo que es ser hombre,
horror a manos llenas; decía  al matarile,  y  cuando estamos  en soledad,  
borrachos del YO que te embadurna,  hasta el tuétano,  las sombras
que  respiramos, los marginalia de hoy  hacen trizas las intenciones de
soñar un mundo mejor, con Alá, por defunción, desaparecido, o   Devin Kelley,
en Texas, repartiendo amor  y cifras entre los fieles de San Antonio.

Ya ves, lector, cómo  estamos;  con  el otoño a cuestas, en noviembre,
el día 8 del diecisiete, vestido de gris por la soledad y en busca  de un piolín
para las cuitas de un corazón, quiso Dios Padre misericordioso romper
con una sonrisa el nubarrón  que se cernía como grano de arroz
sobre la conciencia: aquel pastor, sentado en el  borde, con Pichi
en el cuello, amoroso, hizo vísperas y completas  por  la paz
que me contagió.  Y con las ovejas en el  coro, el día quedó  vivo
por  la necesidad de saber el  nombre, como siempre  en el amor.




[1]  Obra Completa.-R. Gaya. Una carta de Mª Zambrano. 







[1]  Obra Completa.-R. Gaya. Una carta de Mª Zambrano. 

lunes, 6 de noviembre de 2017



 La utilidad de lo inutil.


Bengala



Las mil palabras que el amor reúne en aquellas risas 
Que al otoño aborrecen, en la tarde, un día, sin año y sin noche,
Eran, entonces,  rosas y  páginas para romper el alba: los zapatos
Nuevos de nuestras estrellas.  Bengalas.

Salían, cruzaban, dejaban caer o rompían  los cántaros que rebosan
Las manos con vida en los dedos: sorbían del amor el humo  en cráteras
Donde los labios eran la cárcel de amor. Marfil y lanzas en la torre,
La travesura era la simiente de tanto corazón, el  recóndito encuentro
Que abre los surcos que traen el secreto de los trigos en flor.

¡Arráncame la vida! Decían. ¡Coge los destellos! Gritaban.
Báñate en  las aguas de nuestros ríos, aquellos que los negros de Nueva York sorben a besos, incansables, para respirar los rascacielos sin apellidos,
hijos de la avaricia. Y si tus deseos me llevan  al color de tu llanto, serán nuestros el dolor, las piernas de la risa y la muerte  de los ojos que comen chocolate en aquel
amanecer, lejos, muy lejos de la línea roja que cena los horizontes:

Era la condición. 

domingo, 5 de noviembre de 2017

En Reconcos, donde los nombres son sus caminos.

Por Argentina, un planto.
Contra la ira de Dios: Hernán Diego Mendoza, Alejandro Damián Pagnucco: 47 años, Hernán Ferruchi: 47 años, Diego Enrique Angelini: 47 años,Ariel Erlij: 48 años,Anne Laure Decadt: 31 años, Darren Drake: 32 años, Nicholas Cleves: 23 años

-       ¡ Manhattan!

Morir es una costumbre que sabe tener la gente [1]...

Claro,  no importa el cuándo.

Sí el cómo para hacerlo con dignidad:  en la rutina, muy a lo lejos,
tañe la campana con tu nombre y la muerte y de nuevo la sangre
con sonrisa argentina y en castellano, donde el amor se viste con el dólar
y es una definición.

Y como tu poeta, Argentina,

Hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos[2].

Fueron ocho argentinos, ocho millones de nombres y el mío
y de los que sufren sustantivos conmigo cuando la ira del vacío,
al sabor del horno y del pan en la masa,
hacen recuerdos con mis hermanos, Argentina, en el corazón.

¡Manhattan!

Te redime el badajo de lágrimas en bronce que me llega
y con el gaucho, en el dolor-  pudiera ser, tal vez,  mañana-
harás del centavo, como tuyo, el recuerdo
de los hombres de bien, ajenos a la ira de Dios.

Y con el Moreno[3], con la voz de parque lleno de niños,  
le diremos a Buenos Aires y Córdoba y sus mujeres:


Y si la vida me falta,
ténganlo todos por cierto,
que el gaucho, hasta en el desierto,
sentirá en tal ocasión
tristeza en el corazón
al saber que yo estoy muerto.  




[1] Borges, Jorge Luis. Obra poética.- Alianza tres. Emecé.
[2] Borges, Jorge Luis. Obra poértica. Alianza tres. Emece.
[3] Hernández, J.- Martín Fierro. Alianza editorial. 

martes, 31 de octubre de 2017




El resumen de un contexto.



HAIKUS.
- Un pensamiento y tus colores, son el chamán que visten las ilusiones. 
- Los árboles son las miradas de todas las primaveras.
- Un perdón en el amor son dos ojos contra el sol.
- Los alumnos de los lapiceros juegan a la comba con la línea ondulada.
- Nuestros deseos son los Reyes Magos cuando explicamos el pozo de los miedos.
- El verbo volver desayuna café con cuatro tostadas de alegría.
- Las cuatro prisas de siempre son los adverbios de nunca.
- Un rayo nunca fiende los tres dedos que danzan.
- Cada pensamiento azul es una canica blanca.
- Te escribo cartas en los cabellos de los vientos para que me quieras.
- Contigo mi lluvia aprende el abecedario.

lunes, 30 de octubre de 2017

Homenaje  con palabras nunca fatigadas. 


Eligio del Castillo, LIGIO.



La gratitud es el sentimiento  obligado de  las personas  de bien con  quienes contribuyeron de alguna manera a mejorar algún aspecto o circunstancia de nuestra vida bien individual  o como miembros de una colectividad. Este sentimiento no es  para zafios ni rocines  que tanto abundan en este país. Es el  sentimiento  propio de quienes tienen principios firmes, y saben reconocer que  la ayuda recibida  nunca supone una humillación por una debilidad. Por eso el refranero español, como depositario del sentir y del saber popular, nos dice que es de bien nacidos ser agradecidos. Nadie más ruin, por tanto,  que el  desagradecido, dicho sea con todas las letras  en román paladino.

Aunque no es el caso de quienes organizan  el homenaje que se brindará a  Ligio como fotógrafo cuya vida fue sujetar,  contra el tiempo,  la figura de sus vecinos en un espacio nunca virtual. Porque la vida de Ligio  es un clic que captura un instante, una vanidad o una sorpresa; no lo puede evitar. Cuando el blanco y negro de  su cámara  se plasma en una fotografía nos dice que una forma de ser es una forma de ver y una forma de ver es una forma de ser: Ligio es la    discreción personificada  con el saber profundo del castellano quien como Hamlet, le contesta a su tío que sigue la dieta del camaleón: - me alimento de aire embutido en promesas.


Hay que decir, además,  que un elemento fundamental en su mundo espiritual es la nostalgia que nos regala a cada uno cuando,  por esa costumbre que tenemos de vivir,  entramos por el ojo de cíclope de su cámara fotográfica. Porque la fotografía utiliza la luz para escapar de la oscuridad, nos hace recuerdo y un nombre propio, una identidad bien definida cuando la magia del clic de Ligio captura nuestra estudiada espontaneidad. Por eso  Ligio está profundamente ligado a nuestros paisajes y paisanajes; porque  Ligio es la fuente principal para cualquiera que escriba sobre la sociedad lenense, su  historia o la cultura que propiciamos como sociedad viva que se busca a sí misma sin prisa y sin pausa. Sabemos que en  los últimos 40/50 años, la retina de Ligio y su cámara,   con  la luz como propietario principal ,  crearon  los iconos que nos definen como colectividad  entre lineal y quebrada.  Por  sus cientos de fotos, transitan nombres y fechas y saberes y alumnos y sus cámaras que ya forman parte de nuestro patrimonio tanto como su saber estar, su ponderación y su discreción: un homenaje a este maestro de la fotografía es recoger el pasado para poner las bases de  un futuro en paz y prosperidad: es hacernos jóvenes con el tiempo. 

domingo, 22 de octubre de 2017

La palabra usada por las mujeres contra las mujeres como agudo estilete, y sus consecuencias sin protocolos.


 Dicen que decía..


Era tu vida una serie de puntos desbordados
por el afán de saber, tan fuerte como la terca luz del amanecer. 
Fruto de la curiosidad y del  silencio y al acecho de  gestos
delatores de una intimidad propia  que ocultar por el posible
de una humillación, aquella puñalada, en frío, podría ser,
 por ahogar un comentario , la trapera ironía del saber oculto
del dicen que decía como un  poder para doblegar.

Eterna satisfacción esta del oído agudo y el pan en el aire
de las palabras; como Eva, en el paraíso, reptas  con sigilo
en busca del hambre contra la vida, una tentación, una fuerza
telúrica, incontrolable, que esconde  tu sombra  como un imán;
esa atracción te hace cangilón de la noria  que recoge, 
del alma, como reserva  en el parapeto, las aguas oscuras,
traicioneras mañana como flecha envenenada;  cuando la sed
del habla y su inconsciencia te obligan al uso  de la dentellada,
dejarás  cual  pila de sal su alma, ya reseñada y domeñada
por el miedo al dicen que decían, los colmillos mortíferos
que  paralizan contra la espontaneidad del decir.

Y así, siempre, nimbada por el silencio delator que obliga
al camino desviado por quien te huye a pasos contados,
buscando la sebe protectora  del pundonor viciado
por la duda que insufla tu ladina palabra por tanto saber.

martes, 17 de octubre de 2017

Es fácil engañar al hombre; al poeta es imposible. 



juguetes
                   La vida nunca es un error ni una impostura:
                   es nuestro amor.                 

Supinos y desportillados por la brazos de un juguete,
sin luz en los  ojos y con las gotas de hielo
que  te macizan el alma, la oscuridad es camino
de la verdad, el que lleva a tus lagos donde se diluyen
las  armas  que simulan tu valentía: el silencio.

Tu silencio es reloj  sin horario,  a contraluz
de los deseos. La mano vuelta que busca en  
tu alma, con esfuerzo, la palabra esquiva:
ocultamiento contra la debilidad o máscara para
los sueños rotos, verbo sin luz en el retrete
de la vida: donde nadie  y todos son algo de nada.

Y todos los jueves, desfigurado por las prisas,
con el té en los labios y la bufanda que abriga
tu corazón de cachemira  por  una sonrisa,

la esfinge que cultivan tus dedos, en secreto,
busca  las señas de tu nombre en los otros
de mentira, mecanos del destino, miniaturas
vestidas de ambiciones  en  soldaditos
blancos, figurados  en papeles de algodón:
el destino más de miel cuando nos falta el amor.
 



jueves, 12 de octubre de 2017

  Esta era la realidad, claro. 




Niebla

Tus palabras son niebla que deshace mis formas, desvirtúan mi alma,
La engullen, la envuelven  sin la compasión de araña. Con el dulce aroma de
La miel, tu risa, y  ajeno  al cristal de la memoria,
Rompes en mi laberinto con el hilo de Ariadna, el amor.

Trasiegas mis recuerdos y me obligas a la fe.  Dejo que mis fuentes arrullen tu discurso,
Que mis aguas cristalinas  recojan tus sueños y  les quiten la sed  cuando me dices,
Grácil, de tu  mundo extremo por la angustia del color.

Cual Ulises  varado en su Circe, con sus  lánguidos brazos y los sones
En los peines del viento, el alma de escita  caía en tu alma: árboles sin forma
Y hojas sin brisas, el rayo era un sonámbulo de  la nada.

Fue entonces la bruma y el mar, el campo de la sombras en aquella playa:
Se rizaban en sus nombres las olas. Las brisas son frutos en aquel palmeral.
Y  de pronto tu nombre es nombre de arena en mis dedos: castillo y torre de coral,
Armas melladas por el vacío de un sinsentido que tenía un sello ya desvaído.


 Osado homenaje al mas humilde de los herreros  de la imaginación.

Poeta en Nueva York

                           Sangre que oxida al alisio  descuidado en una huella
                            Y disuelve a las mariposas en los cristales de las ventanas.
                                                                                                                 F.G.L.
                           


Todas las palabras son un dolor, pájaros que roturan gemidos
Que las ciudades emiten cuando son Nueva York.
Cristales rotos en alcohol de cigüeña, son los hijos de las calles y los sueños
Cielos sin salida, arañas, templos de los brazos  amarrados al deseo,
Pivotes  de la crueldad extrema  de los  perros  vacíos.

Aquella niña en  latón prisionera, hierva masticada, alma herida
Por  la quemadura infinita, Lorca enmarañada en los hilos del amor,
Roba a los tigres los dientes de león,  desván y musgo  de la ferocidad
Del  insecto. Sus dedos helados abren la ruta del cielo
A los trenes de cristal: en los paisajes de leche, las piedras vacías
Se amaban  más allá de las fronteras, las distancias o de lo museos.

El duro marfil de tu carne invisible era un millón de hormigas
Que devoran los lechos vacíos y los barcos encallados: el vacío
Del hueco de las venas, máscara de las palabras en el recipiente
Donde viven todos los nombres  de tu corazón. La última gota,

 La que grita:¡ Ser tu de no ser yo! Nunca asesina emboscada.