miércoles, 31 de mayo de 2017

Homenaje a Blas de Otero sin síndromes religiosos ni tantálicos. 
HAMBRE de mujer

 Hambre de mujer,  como alambique, ni el fuego ni la palabra
 aplacan el apetito por la forma o el color del ámbito
que te hace habitante del olvido o  síndrome de la nada.

Desvencijado por el ansia que la pobreza acumula entre hojarasca
y silencio, apenas un hálito nos hace esclavos por una vida
desalmada y cruel, la soga al cuello por propia condición.


¡ Cuánta felicidad!


Hambre de mujer, en picadillo con su soledad, es minucia
contra el dolor y  contra la sed,  como simple mica de sal.
Y tras el tacto insomne,  locura del deseo y mudo
en  sus arrebatos,  cuán larga en su pestañeo la memoria
 y los destrozos  de un simple mendrugo de pan:

nunca  peor  la promesa  que viste en kilómetros
los ojos  con las miradas ;  y tantas lágrimas  de amor, huecas,
son el arco con dudas  en el horizonte, sin objetivos,
con   formas de  sombras vacías de nombres
escritos en el cendal de la niebla, como algo siempre sin alma.

¡Hambre de mujer!

Y por eso las texturas que te hacen crucigramas
 con  pasiones y de   promesas , en el tiempo
son destrozos, cual semillas, que el sueño avienta
 sin orden, como norma y sin mudanza.   

¡ Y cuánta felicidad!

sábado, 27 de mayo de 2017

Como en la vida de las personas, lo que aflora a la superficie es un efecto muy simple de todos los mundos infinitos que habitan tanto el alma del hombre como
los silencios de la tierra. Tal el color verde, sin más.  



El verde y los ojos de las nubes.
                          Muchos días me engarza al paisaje
                  la luz como un anillo a una esmeralda.
                                                             R.Alberti.
Todas en común, lloran tu nombre  porque todas en común
saben de los silencios imprescindibles para  los tonos  de tu ensoñación.
Todas en común hacen, con el viento y las palabras,  
lágrimas que serán  cosecha  cuando el silencio ponga en cada
árbol, su hijo, tantos pespuntes de primavera
como la madre ardiente en deseos con el niño
recién parido; la madre, contra el tiempo   o indiferente
al ámbito y su condición,  es   rueca de incontrolables hilvanes,
como las nubes y en común, el alma de un qué será
único e incontestable,  cientos y miles, millones, tantos
como lágrimas en verde, en los caballitos de la brisa del amor.

Como  el  mar y un dislocado  amarillo, saltarín y en soledad,
asoma el deseo y busca un azulón  para el verde sumergido en las aguas del tiempo,
ajeno al recuerdo y lejos del olvido: ese imperceptible manto
que hace de la vista  la alegría  del vivir. Esa imagen del día
que arroba mis sentidos y recuerda tan profundas diferencias
 cual  tentáculo  del amor. Sean fresnos, robles o castaños,
mis álamos y su invisible y temblón abrazo, tan esperado,
todos hacen del verde y las nubes  imágenes de vida, sus ojos y
las  estampas de agua que hacen de los nombres  anclas y las  manos del mar,
a las espaldas, a pecho abierto hasta el polvo enamorado.  

miércoles, 24 de mayo de 2017

Homenaje y silencio contra tanto barbarismo barbitúrico  de guante blanco.














África,  mil espacios sin tiempo.  Luci y  mil palabras en el silencio de los sentidos como todas las madres en el origen de la vida. Risa exuberante  en la mujer, es el desierto ciego en los deseos de los hombres,  la petulancia del vivir. 

martes, 16 de mayo de 2017



Contra la modernidad líquida.  Lo que no sea esto, lo otro bien lo hacen los burros en los prados.
                                                                                  F. de Rojas. La Celestina.1.499/1.500


Erotismo

Cual ángel caído, el deseo,  lleno de luz
por la noche, recala y llega donde el olvido
 juguetea con el viento de la palabra. Funámbulo,
 te respira  y busca en la masa. Sabe de las miradas 
que delatan  el camino del roce inocente,  memoria 
del tacto: su vida.  Las mil hazañas y sus heridas.

Conoce el mapa de tu cuerpo, su ámbito y
las letras de tu piel, de sabor a miel, sus secretos.
Sabe de la esquina donde salta la chispa, dedos
del pedernal técnico y ajustado. Un poco más allá,
donde las colinas y las rosadas mariposas, busca
el agua y un  manantial, delicadeza para cruzar
el monte y sus horizontes, los labios de las nubes.

Una sombra infinita, amor, nos rodea. Nos abre
el cuerpo a mil sensaciones y nos deja, mudos,  
en la dársena del amor: recogemos para la vida,
en el momento, el rumor de labios, las caricias y
una mica de sal para una sonrisa: aunque largo
el viaje, enfilamos, raudos, donde espera el amor

miércoles, 10 de mayo de 2017

A las aladas almas de las rosas, sin conjuros, mejor en soledad y sin palabras oídas,  nunca. 




LA  BRISA
                  Recuerdos Insepultos acercan la liturgia de la melancolía.
A.       García López.

Alma  de la sombra y de las fatigas, amiga y compañera  
cuando la palabra es  el gusano de la solitud, onírica la vida
de ensueño  cuando los peces con tu nombre
muerden las esquirlas del  corazón y las trituran
como tu las ansias de soledad;   como una envoltura
de manzana azul es el sabor de tus caricias.

La misma, fatigada por la desolación y las quimeras,
y con lenguas de fuego en la garganta.  Y contigo contra
 las dudas que me atenazan, abres el  horizonte
a las puestas de un sol compulsivo y necesario
 cuando te busco contra  la desesperación:

un rumor, entonces,  de melodía  in crescendo  hasta la plenitud
me eleva  y me da alas: remonto, audaz,   para seguir
y volver a empezar . Y   con el verbo hecho  por el  hambre,
henchido  el corazón, me oreas, con delicadeza y cendal, 
las  orillas  del tráfago del sufrir, donde la sombra sonríe
 con su compañera, la brisa,  en aquel  roble del ayer.

domingo, 7 de mayo de 2017


Otros colores para otras palabras para otros sentimientos. 


AQUEL AÑO DE TANTOS DÍAS 




Me faltó el aire cuando te quise.
Las palabras eran gatos que mordían en la salsa de tu nombre.
Me ahogaba cuando sentía la víbora de la angustia.
Y cuando, frágil, volabas cual paloma
herida por el león del deseo, águila del amor,
me faltó el aire cuando te quise.
¡Es que ni te enterabas!






Tu huida



¡Te respiro!.  Cuando me hablas,  te vivo mientras respiras.  
Mientras me dices, capturo las palabras para que el corazón  las digiera, sin condimentos. Y nunca pienso que serán los clavos que me sujeten  a tu nombre. Al revés, gólgota de mí mismo, te respiro aunque tus ojos nunca dejan  las huellas de tus miradas.

Lo sé.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Abrir los ojos para embotar los sentidos y encontrar una razón para ver volver, es un privilegio de quien conoce los nombres de los árboles por sus flores:

 "Dulcemente trágico, dolorosamente feliz, luminosamente oscuro, hondamente claro, oscuramente solar"...palabras del poeta, amigo, J.Manuel sobre este texto ¡Cómo me prestan y alegran!





ESPINERA.
                          sube al Espino,/ al alto Espino donde está su tierra.
                                                                                                                Antonio Machado.

Arrebatado. Blanco en fuego  con tanta flor como brisas
a la comba cimbrean tu perfume de azul  y de miradas por  mi corazón
que te busca  en la sístole de tu armonía floral: no hay números
para la prisión que son tus flores  en el abanico que retrae
tus brotes a una esperanza. Grito último, estertor  de vida, cuando
los mil dedos de los árboles que te viven rozan el perfil de
la sonrisa en tus labios, esbozan, entonces,  como final de lo que fue,
un estruendo de vida y color: su floración. Como la tuya
cual regalo que les hace seguir  en el fruto como el tuyo cuando seas
una procesión de vientos y soles de luz y color. Más de la vida
en esta permanente contradicción a  la que nos obligas cuando mis pasos
son el descanso de la retina encendida por tu presencia flamígera
en el blanco de tus ramitas, los alambres de mis abejas.

Sin tiempo, en el recuerdo del vestido que te orna en el mayo florido,
 espero. Y te pienso en la invernal  cual  asidera donde asientas
tus fuerzas para volver. Quiero el retorno en tu ámbito y me hago presente
con el deseo de ti contra todo: primavera tarda/¡ pero es tan dulce y bella cuando llega!

¿ Cuántas pueden ser antes de que conmigo vayas donde habita el olvido?
Vaciar contigo el alma de una palabra es vivir siempre para volver. ¡O lo que sea!

Tantos trasiegos de razón y corazón  te incapacitan para el  más sencillo  de los sentimientos. 







I M P O S I B L E
                           
                          Circumdedisti me.


Imposible asir en el aire las vocales con tu nombre.
El  amor contigo es imposible: Se esconde en los puños de tus ojos, frágiles, eternamente jóvenes y clandestinos.

martes, 2 de mayo de 2017


Ahora que nos las dejaron como un simple moridero de hombres, nuestras aldeas tienen que tener  más palabras que  las  del Palacio Valdés de turno. Poco favor les hacen los teóricos demagogos  que nos hablan al dictado como si fuésemos tontos. 




 LA  ALDEA 
                    Un lugar atrapado en un pasado primitivo
                                                                             G.Sand sobre Mallorca

Al  despertar,  la niebla envuelve los pensamientos del amanecer.
Los hace húmedos y desvaídos, cual pulpa de limón sin zumo,
para el desecho, mientras las pegas y sus  conmilitones son milicia
organizada en chopos y acacias o fresnos, en batalla permanente
y con la música monocorde de siempre, marcial y rutinaria.   

Son preámbulos o  cornetines cual piquetas que disipan
las sombras que hicieron el silencio o las iras,  por  las sospechas
de quienes aúllan por la presencia de los siete pecados
capitales. Son ellos quienes visten, de rutina, las almas de la vecindad
con los trajes a  medida para su corazón. Sin embargo,   por la envidia,  
ninguno, por caridad, lleva el chaleco de la tolerancia; por el contrario,
a la hora de almorzar, los silabeos cortan en la lujuria del pan
todo el rencor que asfixia la limpieza de las miradas. Allí, todo
tranquilidad, ni la brisa orea las ventanas de la paz. Es todo Fargo
por la miseria y el vicio de amontonar;  y en cada esquina, una mota
de sospecha para la  sanguijuela que llevamos dentro y vive
de las palabras que roban a las vecinas las vocales de su niñez.

Inexorablemente y desde siempre, la quietud ahoga la
fantasía, la poca y triste capacidad de ver con el periscopio
mundos de azul y regueros de libertad: no existe. Tampoco la necesitan.
Esclavos del mediodía, su afán es el esfuerzo ingente y los sudores
que el hambre encama en los pliegues de su amor. Y únicamente
la tierra es consuelo porque retiene el tiempo como una maldición.
Aunque se repitan nombres que son  túmulos de papel, herencias y
ansias de toponimia donde  larga  vida tenga  el sudor.