domingo, 30 de diciembre de 2018



ELEVACION DE LA INOCENCIA.

Es  un  camino como flecha en el viento, un revuelto de sueños
y  luces sin palabras, Covadonga: un remolino de lejanías sin esperanza,
por la inocencia y los velos que hacen de nubes las sendas para el recuerdo.

Son las mismas y me hablan de aquel niño con Orandi y el agua para  el amor; del niño con el hambre de madre como un  velón
incrustado en el alma con  el pábilo  del tiempo, feroz.

Desde entonces,  cuántos pasos  llenos de polvo y palabras,
un poso de ausencias con el fuego
y los nombres y nombres en consunción y el amor:
cerámica sin tiempo contra el dolor barrido
por los días en  Covadonga y las infancias prisioneras
de un instante por el retorno de hoy, en la edad tardía.



- Tercera variante de la misma idea y los mismos sentimientos. 

ELEVACION DE LA INOCENCIA.

Es    camino del viento, Covadonga,  un revuelto de sueños
y  luces sin palabras. Un remolino por la inocencia
 y por los velos de las nubes en  las sendas del recuerdo.

 Las mismas que me hacen, con el agua de Orandi,
niño deshabitado por hambre de amor
maternal, en el alma incrustado como velón
que tiene pábilo del tiempo, puro instinto de consunción.

Y desde entonces,  cuántos pasos  de polvo y palabras,
 cuánto poso en el alma por nombres y penas, las ausencias
de siempre: la cerámica del amor, fuego ardiente en el papel
hasta  los días en Covadonga:  ya rotos los cepos del deseo,
la alegría por el gozo de volver atempera las nieblas
que fueron del ayer como sombras
de los castaños, vetustos, que nos rodean.

Prisionero del instante, cada esquina en su piedra esconde
un recuerdo que cruza la memoria
cuando la historia de aquellos días son imágenes
de pronombres colgadas en el balcón que trae
las quejas de los hijos de la tierra, árboles Covadonga,
compañeros que fueron y serán, como tú, para siempre. 

- VARIANTE Y VEREMOS

 CERÁMICA DEL AMOR

Es camino del viento, Covadonga: un revuelto
de sueños y de luces sin palabras.
Un remolino por la inocencia en velos de las nubes
y en sendas del recuerdo.

Sendas y nubes desde el agua de Orandi;
niño deshabitado por hambre de un amor maternal.
Incrustado en el alma como velón que lleva
en su pabilo el puro instinto de consunción.

Desde entonces, cuántos pasos a través de las palabras,
cuánto poso de nombres y de penas:
Ausencias: cerámica del amor que se hace añicos.
Quemante fuego fueron los días en Covadonga.

Ya rotos los cepos del deseo, la alegría
por el gozo de volver atempera las nieblas del ayer.
En el camino las sombras
de los viejos castaños nos rodean.

Prisionero del instante, cada esquina de sus piedras
esconde un recuerdo en la memoria.
La historia de aquellos días
son las quejas de los hijos de la tierra.

Abedules y robles y castaños de Covadonga,
compañeros que fueron y serán, como tú, para siempre.
Cerámica de un amor que no se rompe.    


No hay comentarios:

Publicar un comentario