jueves, 13 de noviembre de 2025

 Elegía en Bataclan.
      Para Alberto González Garrido y cientos más.

Todos los colores, al amanecer, eran palabras y silencio
de brisas y cantos de hojas en el bosque de Boulogne: su
amanecer.
Los cinco continentes, con sus desiertos y arenas y dátiles
de cielo y luz y hambres de amor eran Asta Diakite y Felipe con
Nohemí
y sus verdugos de metal, hermanos de mi sangre, juguetes de la ira
cuando la lluvia y la noche los hacían juntos y parejos
como tantos, con sus manos entrelazadas en la vida y los viajes y
sueños
sin cristales rotos en su corazón: hasta la muerte, Nick y Bataclan,
con nombre de
brasserie y XI Distrito de Paris, eran sombras de alegría y tiempo y
amor,
los escuderos del cansancio y del mañana sin rencor, la esperanza
y sus juveniles servidores
sin la memoria del Hebdo y su crucifixión.
Fue entonces la muerte y el hombre y su identidad: la máscara
de la crueldad y sus carnes vírgenes por alimento principal, la
picadura
de retina entre los dientes para masticar y un aliño de mariposa, el
nombre de Alá para digerir
el horror. Nos sabemos así y lo queremos; nos hacemos
de dios y sus profecías con el fuego de la nada, la consunción vacía
de nombres que son y serán, por ellos, mayúsculas en mi corazón:
Djamila Houd y Michelle
con Guillaume y Mathieu con Thierry y cientos más,
conmigo vais, mi corazón os lleva cuando soplan vientos de otoño
teñidos de rojo y negro y almas y angustias blancas por
conoceros

- En aquellos días salieron estas palabras: vaya nuestro homenaje para Alberto y cientos más.

sábado, 1 de noviembre de 2025

 

 

DE OTRA MANERA

 

Quimérico. En soledad y  fatídico, lo que no sean recuerdos
me atenaza e imposibilita. Un alma de Giacometti, en bronce de papel,
y la vida en forma de corazón, tintineante con las letras de tu nombre.
 
Descoloridas, pasa el tiempo impúdico del día a día y más de lo mismo,
en el aire como un vacío:  ya no restan ni letras ni sombras de tu figura
para asirte y pensarte de otra manera; ceñida a una pupila, me pierdes
en tu desvaída  finitud, etérea. Así no más y dicho sin acritud: a sílabas
cuntadas, vivo de mil palabras ajenas a la nostalgia y a tu indiferencia.
 
Por eso  me creo y  porque Dios es azul; como los días que me habitan
y los sueños que me sueñan o los pasos que me arrastran: ávida
luz de la memoria y vívidos colores contra los sones de la tristeza.
 
Y  ya en el otoño, me abren la vida sus colores, nunca preámbulo
de nada: si esperamos el silencio, una pátina de esperanza
nos sonrie camino del convencimiento: de otra manera.

lunes, 13 de octubre de 2025

 

SE VENDE

 
Impersonal, pasiva refleja, compota de fantasmas, Asturias,
patria querida, en la cesta de los mercaderes,
al baratillo, los bienes raíces sin dignidad, al pairo
de la ruina y del beneficio - ladrón de la memoria.
 
Vértigo de la nada, un futuro sin palabras, vacío
de paredes sin piedras- esquineras, en el aire
la dignidad que alimenta los recuerdos, fútiles
almas desasidas en el umbral del olvido, carnívoro
y cruel con el nombre impoluto de la nada.
 
Mi  Asturias, sin paraíso, Guayasamín.  Pasto
de la indiferencia, estepa de la sangre, madre del dolor
y mito flácido del ayer, adverbio sin verbo, desolada
y agónica,¿ A quién un paño de lágrimas? ¡Asturias!

domingo, 28 de septiembre de 2025

 

 

AQUEL DIA

Qué larga esta evocación  que navega en el tiempo y tiene los remos con las letras de los nombres que me hicieron del ancho mar las olas con los recuerdos: cuántos de los mismos son pasto del olvido o de las tretas de la memoria; cosidas a la piel que me viste de sangre las medias palabras, cuántas fueron a la nada por la cuita del deseo.  Queda, sin embargo, su referente en la nostalgia de las brisas que orean el pasado donde se esconde aquel día sin fecha, como esbozo de tu sonrisa.  

viernes, 26 de septiembre de 2025

 

 PANDEMIA y postpandemia: una reflexión.

 

Escribe Azorín en Las nubes que vivir es ver volver cuando imagina a Melibea correteando por los jardines de Pleberio; con estas palabras del insigne y estirado escritor recordamos, como  ejercicio contra la desmemoria, las consecuencias posibles de aquella maldición bíblica que fue la pandemia que nos cayó encima en los años 20 de este siglo XXl: días aciagos aquellos donde quedó constancia clara de nuestro atrabiliario carácter.

Y para documentar nuestras palabras, dos libros específicos sobre el tema, a más de nuestros recuerdos personales Para empezar,  Julio Llamazares describe sus  vivencias y  de allegados, durante la estancia en una casa rural apartada de la civilización, en Extremadura. El resumen de sus angustias  intuimos en estas palabras:  por la noche le entraban ganas de vivir y por la mañana de morirse … Y no es de extrañar pues  las cifras de contagios y muertos erizaban la piel de tan terrible. Estas citas están en su libro Primavera en Extremadura, escrito durante el confinamiento, huido, como alma en pena, de los madriles de Ayuso con los ancianos abandonados a su suerte en aquellas residencias  a las que podemos tildar de simples almacenes de la edad tardía.   Pues bien,  con esperanza y sin convencimiento, Llamazares también  escribe que nada sería igual cuando la cuarentena se terminara  al fin. Aunque hay que tener en cuenta que, por esa pandemia generalizada, han aumentado los trastornos obsesivos y las dificultades en las relaciones interpersonales según el trabajo realizado para la ocasión por el periodista Pablo Álvarez (LNE de 10-X-022). En aquellas páginas , psicólogos y psiquiatras consultados por el periodista dicen, como respuesta a la descripción anterior, dicen que,  para  mantener nuestra salud mental, son imprescindibles el descanso (dormir las horas adecuadas y de calidad), una alimentación equilibrada, el deporte y construir relaciones de apoyo basadas en el respeto, la confianza y la seguridad(nada que ver  con el amor líquido o poliamor, por supuesto).

Por otra parte y por suerte,  contra la condición efímera de la noticia en el día, está la literatura con el afán de permanencia: en Asturias tenemos la propia sobre la pandemia en el libro que se titula Pandemiando en Villapando del autor teatral Maxi Rodríguez: un retrato fiel, por sus características, del "homo astur" en su circunstancia pandemial. Y como es normal, con el humor como recurso principal,  el autor, ya en el cap. segundo, nos describe  la altísima cotización en bolsa de la mascota familiar que permite romper el obligado confinamiento: dice Ricardo de "Marina:(la perra)-nun ye salvoconducto, ¿Oíste? Sabe lo que pienso na más veme". A lo que Velino contesta -¿Cuánto quies por la perra? ¡Pídeme lo que quieras". Y el mism Velino, con ínfulas de youtuber  por tener hasta primero de BUP, dice que recorre  el mundo en zapatillas, vía satélite (Namibia, Nepal). Por el contrario, con el encierro alguien se vuelve metafísico y se pregunta muy seriamente, aunque sin respuesta: -"¿Cómo sabía la hora quien inventó el primer reloj?"

Si hablamos ahora  del estilo, el diálogo es el  recurso principal entre personajes emparejados, masculinos o femeninos, y que tienen las  actitudes  propias del marasmo social que generó la peste aquella; y para sostener la tensión del lector desde el principio al final del libro, con las consecuencias del teletrabajo y las manías de la soledad, y con la incorporación a la oficina … Para mantener la tensión del lector, decimos,  la oración exclamativa o la interrogativa y la enunciativa rotunda desplazan por completo a la oración subordinada. Basta con llegar a los textos que se titulan Anarquía relacional y Felizmente soltera para comprobar la mínima cantidad de palabras que hacen falta para entender  el contenido del verso que dice cuán corto es el amor y qué largo el olvido. Querido lector, leer este libro de Maxi Rodríguez es hacer un viaje hacia la nostalgia sin la amargura de las penurias que tuvimos que soportar en los tiempos aquellos. Con otras palabras,  Maxi Rodríguez construye un sin Dios que es fiel reflejo del sentir y del pensar de aquellos sufridores de Ciaño, Morcín o Laviana que soportaron lo indecible, en un castellano a la asturiana y con su peculiar vocabulario: masuñar,¡cagunros!, castrón, perrear,xostrón.

 Porque  Maxi Rodríguez  que es un autor y actor teatral, escribe esta obra para ser leída por maestros de la dicción a la manera del teatro clásico como La Celestina, por ejemplo. Sus personajes  esconden, tras su sencillez, una filosofía vital fruto de una perspicacia de un autor que hace de ellos auténticos caracteres:  "-Ye tiempo de poliamor"dice Maricarmen.-"La monogamia nun ye algo natural". _" ¡Anarquía relacional!": lo dicen todo por sí mismas.

A continuación y para ser ecuánimes, tendremos que decir algo sobre la postpandemia, y sacar alguna conclusión y dejar constancia  sobre los sucesos consuetudinarios que acontecen en esta España nuestra que no es ni zaragatera ni triste. Para salir del apuro, hacemos nuestras las palabras del escritor  David Uclés quien en un artículo reciente escribe que "No pensemos que no hemos aprendido nada y que no hay nada que hacer porque acabamos creyéndonoslo". Y como al mismo David, a nosotros también  "nos duelen las iglesias y los polideportivos vacíos". Es más, también "aprendimos a ver un parlamento español y varios autonómicos con cada vez más hombres sin escrúpulos y sin alma"; porque como escribe la eminente Amelia Valcárcel, "ajenos por completo a la retorica parlamentaria", hacen gala de ciertos modos que son inaceptables y en su discurrir verborreico y gestual  implican "gorilas" o actitudes que acostumbramos a asimilar a la figura del "gorila". Por tanto, de tomarlos como modelos a estos petimetres de la política que tienen la mentira como línea argumental única,  nada de nada: esta España nuestra, repetimos, que no es ni zaragatera y ni triste, necesita una regeneración que abandone el disparate como recurso lingüístico único. Como pueblo llano que somos, estamos más con las ideas de Horacio cuando escribe y traducido: " Sera nimis vita es crastina: vive hodie": "Demasiado tardía es la vida del mañana: vive hoy". Y nunca polarizados que no deben saber lo que significa.

 

 

 

martes, 2 de septiembre de 2025

 
V A C Í O
 
 
¡Este vacío sin palabras! Como  una brisa muda,
en el silencio;  y la tristeza limpia de pecados,
 sin retorno y  sin remedio, tal vez mañana.
 
¿Dónde  los ojos, sin una mirada?  Más que la mía,
la luz de tu nombre en la memoria
sin  tiempo ajeno al olvido, con tu marca y una sonrisa.
 
Es un decir: los recuerdos flotan sin el aire del crimen,
pompas efímeras de jabón. Y mañana es lágrima de papel
 que tiene un color-ceniza de la nada.
 
Y aunque espita del dolor  es la vida
con el silencio  cómplice  del  verso,
apenas  un respiro y entonces  el  "Amor y pan"
y la niña[1] que me desvela los mimbres del corazón.



[1] Melchor, Paula. Amor y Pan. Colección letra bastarda,18.


domingo, 3 de agosto de 2025

 DEsde un rincón de la Asturias profunda penetrado por la fibra óptica, también nos rompe el corazón los trece mil niños asesinados en Gaza, las madres ROTAS de estos niños y los padres desgarrados en su corazón por la indolencia y la indiferencia social de cualquier pais con nombre propio. Y escribimos estas palabras para hacer nuestra la idea que hay detrás de esta sentencia de JA.Jáuregui: EL LOBO ES UN HOMBRE PARA EL LOBO. Que está puesta en práctica en la tierra de Jesús por un pueblo que gozaba del epíteto de "errante". ¿¿¿¿Tenía razon el poeta cuando escribia "Que estos es hombre, horror a manos llenas???????????? Y ESTO EN EL S. XXI. ¡¡¡¡¡VÁLGAME DIOS tener que usar estas palabras un domingo por la tarde cuando el sol es un horizonte vacío !!!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 20 de julio de 2025

 

Cansado de la edad sentí mi espada

 

 
Me cansa la edad y me pesan las palabras; la niña de Alepo,
una espina en el corazón;  como los trece mil niños 
De Gaza que me siegan la alegría de vivir: de nada sirvió
a estos errantes las cenizas del amado Katzenelson
y sus versos, como ríos de lágrimas, para nada.
 
¡Hay tanto que decir! ¿Cómo meter en un verso
donde vivo, con prevalencia de máscaras? Ellas
son las que avalan  las prédicas de filisteos
que hacen, del odio,  la España que duerme
en la cuna,  a los gritos de la saña, con un diente
herido por la bondad o un bocado de sangre que
amamanta el rencor. Me pesa la vida y la edad
y me duelen también las palabras: lo del  poeta  
que decía "del amor que nunca es" sabía
de lo que hablaba: de lo mejor de las bestias,
con apellidos de humanas; las mismas de lo que somos
con los pronombres y fábulas, embaucadores
y tristes, frágiles al tacto y a las roturas del alma.  


 

 

 

sábado, 21 de junio de 2025

 

Día a día

 

Día a día y sin luz, un grisáceo amanecer y sin prosa, armonía en el aire de colores y sonidos: mis pájaros   y los  árboles que los arrullan mientras despiertan los  pasos  que me llevan a la rutina, alma de la serenidad. De mi corazón a mis asuntos, los mininos reclaman la matutina ración de la caricia, melosos y con hambre

. Y para seguir con la vida en el regazo, la rutina  que nos arrulla como la madre con el hijo en la mirada: la que nos hacer pensar, con esperanza y convencimiento, en aquellos días azules y los calores de la infancia, óbitos del tacto. Sin olvidar mis vetustos árboles que me hablan con los vientos marcinos del tiempo como la lluvia: mañana.  Pero llega entonces un ayer:

 

                                                                   La figar

Más que centenaria, un viento airado, vendaval,
así de repente, inesperado, de cuajo rompe un hilo que me ata al pasado,
por los recuerdos: la figar de mi infancia hasta la fecha, con una vida triste y agrietada,
yace  vencida a la orilla, en el portal, a sabiendas  del final.
 
Nos miramos  y en silencio ya sabemos, hermanados, el olvido que seremos:
una esperanza contra el hambre en aquel tiempo, lejano, en la seronda,
y la sombra,  un cobijo del amor con las mil palabras de las promesas
ya sin retorno y sin palabras para su consunción, in  aeternum,en el río del vivir
y de la nada. Ni polvo enamorado ni recuerdo. Ausencia y melancolía, como siempre.
Y una mirada al vacio  para mis días, con mis viejos árboles, compañeros,
a la espera del amanecer con sus conmilitones, armónicos, aves canoras
de mis fantasías. En quietud con el silencio  a mis pasos acompañan
las desgracias del grisú con Frutos a sus pies y el desgarrado dolor
de aquella mujer, Nieves, con  tres almas en el regazo, llenas de lágrimas
y de ausencia. Y ahora tú, al final del camino, y como entonces,  un viento
airado, vendaval,  te arranca como exiemplo de tu despedida: mi figar.

jueves, 22 de mayo de 2025

 

 
 
G A Z A : El dolor en lágrimas de sangre
y  sin palabras. El silencio y alguna voz
blanca y sin marcas, sin  renglón del compromiso:
 
En prosa: ¿Dónde un Picasso y su mujer desgarrada, el niño en brazos y  muerto,
como Fátima en Gaza?
 
Niños en lágrimas con sus juguetes de alma,
y sin tripas las muñecas, un horror, el Holocausto
y sus miradas. Varsovia y las hambrunas, estas
hambrunas de G A Z A. "Me llevaron a mi mujer,
a mi Ben Zion y a mi pequeño Iome", clama  el poeta
KATZENNELSON como los padres de  GA Z A.
 
Venganza: Y para vergüenza del hombre, donde quiera que se esconda,
sea Europa: España o Francia, la dignidad y conciencia son ajenos a la música
por tener manos y almas crispadas.
 
Estas fieras impasibles que somos, llena de dolor
y de niños, de nuevo, llenos de odio, me ahogan, me suben
la sangre a la garganta y ¡qué  triste la condición humana!
 
Versos para mis gazaties, de un judío: Itsjok Katzenelson .
 
"Déjense ver, muéstrense ante mí, vengan, vengan,
quiero verlos a todos, quiero mirarlos, quiero
echar una mirada muda sobre mi pueblo, asesinado,
y voy a cantar … Sí…. ¡tomo el violín y canto!

                                                                           


sábado, 19 de abril de 2025

 

Día a día

 

Día a día y sin luz, un grisáceo amanecer y sin prosa, armonía en el aire de colores y sonidos: mis pájaros   y los  árboles que los arrullan mientras despiertan los  pasos  que me llevan a la rutina, alma de la serenidad. De mi corazón a mis asuntos, los mininos reclaman contra su hambre, la matutina ración de la caricia, melosos. Y para seguir con la vida en el regazo, la rutina  que nos arrulla como la madre con el hijo en la mirada: la que nos hacer pensar, con esperanza y convencimiento, en aquellos días azules y los calores de la infancia, óbitos del tacto. Sin olvidar mis vetustos árboles que me hablan con los vientos marcinos del tiempo como la lluvia: mañana. 

lunes, 10 de marzo de 2025


 
Rincones
Los rincones que me habitan:  universos
 del  gris  áfono del silencio.
 Y tamizados  por la cruel fragilidad de la duda
 son también  la esquina de mi corazón. 
 
A cientos,  son  el refugio del alma. Anidan
en ellos, contra el tiempo, los recuerdos:
 escuderos fieles  que resisten las derrotas
 vestidos, sí,   con   lágrimas de la  nada. 
 
Además,   allí escriben las miradas
 los milagros de la luz o del trazo   
 espurio  de lo efímero.
 Del rasguño aquel, dúctil y frágil  
de tu sonrisa, una sombra incolora
en la yema de los dedos, sin pasión.
 
Mis rincones:  los escollos  del olvido,
con las trizas de la vida, hacen mis páginas
 y una tintura invisible con las letras de tu nombre
  muy lejos, en una lejanía, allá: donde liban,
incansables, los asideros del silencio que me habita .


 

 

 

 

 



domingo, 9 de marzo de 2025

 

Rincones

Los rincones que me habitan…  Donde son universos
colgados  del  gris  áfono del silencio.
 Y tamizados  por la cruel fragilidad
de la duda, la sombra, esquina del  corazón.  
 
A cientos, hacen del alma un refugio.
En ellos anidan, contra el tiempo,
los recuerdos: escuderos fieles , son  azul-lágrimas
de la derrota. Y los habitan las miradas de la risa.
Aquellas  que son regalo de una escritura
o de un trazo banal y espurio  
 de una esperanza dúctil y frágil  de la nada.
 
Mis rincones:  los escollos donde el olvido, con las trizas de la vida,
hacen páginas de luz y una tintura invisible
con las letras de tu nombre  muy lejos,
en una lejanía, allá: Donde liban, incansables,
los asideros del silencio que me habita .



- Otra versión

sábado, 8 de marzo de 2025

 

Rincones

Los rincones que me habitan…  Donde las palabras  son
universos colgados  del  gris  áfono del silencio.
 Tamizados  por la cruel fragilidad
de la duda, la sombra es la esquina de su corazón.  
 
A cientos, hacen del alma un refugio.
En ellos anidan, contra el tiempo,
los recuerdos: escuderos fieles , son lágrimas de la derrota,
Los habitan las miradas de la risas, aquellas
como regalo de una escritura o de un trazo y
también de una esperanza: nada.
 
Mis rincones:  los escollos donde el olvido, con las trizas de la vida,
hacen páginas de luz y una tintura invisible
con las letras de tu nombre  muy lejos,
en una lejanía, allá, y liban incansables
los asideros de la vida, los silencios del mañana.  

lunes, 3 de marzo de 2025

 

Aquellas mujeres
¡Cuánta tristeza en tu literatura!   Hilvanar palabras para tu vida es coser
lágrimas en los recuerdos y dar pábilo a  los sones de la ira. ¡Cuánto dolor
escondido en tu nombre de almizcle con azucena: como animales
deglutían tu alma de mariposa, su fragilidad de arrebol en el horizonte.
De sus dentelladas ¿ cuál de ellas, asesina, rompió tu corazón de papel?
¿Cuándo aquellos huesudos dedos ciñeron la violencia pétrea
en tu amor desatado? ¿Tal vez las cientos y miles de piedras
en tu camino con palabras vestidas de lágrimas
por el desamor, de ciénaga y  ciego de  animal herido.
Una vida, la tuya, aquellas mujeres, de caminos
en soledad, tu madre y la mía, hijas del hierro,
abrazaderas del destino en su alma de cristal,
vidas plenas del sufrimiento, almas fractales
con la  luz obsoleta para una vida mejor.
Como  la tuya, una vida de recato, humillante,
de miseria en los refajos del amor: nada.
 Aquellas mujeres, madres solitarias y vírgenes desposadas
con el deseo, a lo más, sufrían la indignidad de mujer
con el dedo como enemigo principal. Descansa en paz
y que el silencio os regale las palabras que la vida te robó.

 

Golondrinas

 

Amanecer

                          y el sueño que cae en brazos del raitán: el privilegio

                          del  canto

La luz

                          y  la cerezal con las mil flores que me dicen

                          los pasos que tiene el día.

El recuerdo

                         con la fecha  como muesca de la vida,

                         con estilo de soledad para seguir el camino.

Es la vida:

                        cien mil ojos que me niegan la esperanza

                        de los tuyos;  perdidos en la palabra, es la nostalgia

                        que riela, trémula, entre los dedos de la nada.

Y si vuelven

                        las oscuras golondrinas, nunca  vértices del amor,

                        desconocen nuestro aire, viciado por la ausencia

                       que nos vacía el alma,  y si vuelan, pasarán.

 

¿Qué nos queda?

                       Ya lo sabemos: es el amor que pasa.

                       Es el amor que buscamos; es el amor

                       que nos busca para buscarse en sí mismo;

                       los mismo que hacíamos nosotros

                       cuando él nos habitaba: siempre y nunca y mañana. 

                       

 

 

 
¡A  cántaros! Hoy llueve a cántaros
 las palabras de un poema; y  sus  versos calan
con  ternura  los confines del silencio:
mi alma o la tierra, como esta lluvia
de tormenta, a cántaros, espera, hacia la vida
días de sol con apacibles ensueños
de amor, como  una esperanza.
 
Agua de lluvia, invernal, un  noviembre
con hambre de nieve y  de vientos sin
corazón.  Agua de lluvia con profusión
de invierno, regalo de los cielos, mis recuerdos
anclados  en los mil nombres que se trenzan
como los ríos que van a dar
a la mar, que es el vivir; mi recuerdos, a dieciséis,
me llegan como esta lluvia, a cántaros.
Y como la lluvia, hacen fértiles mis días,
escasos de luz y de horizonte, como asideras
donde colgar las sombras que escamotean
las dudas de la sequía otoñal.
!Ay, amor! Esta larga sequía otoñal!

 

Árboles de ciudad

 

Con pena, marcan la sombra y las brisas del viandante
aunque no los sufra ni sepa de sus afanes por crecer y subir y subir
hasta donde la vida es  nube o la mirada del niño
que perdió el alma en el cometa que se fue.
 
¡Árbol de la ciudad! Hijo del verdugo
 que sorbe el cemento y la geometría
como índice vital, tu jardinero,  sin alma
para tus primaveras; lo  sufres. 
Y soportas
a quienes ignoran
hasta el nombre de tu identidad;  indiferentes,
al límite, de la vida que te roban
nada comparten que les sirva
ni mucho ni nada
para su esclavitud. ¡Pobres árboles de ciudad!

 

Aquella vieja historia de amor.

Inasible historia de amor; aquella historia sin viejas palabras; siempre nuevas y  nunca erosionadas; siempre vírgenes como dos besos en paz. Aquella historia de amor, bella de amanecer, con luz de primavera y viento otoñal; aquella historia de amor asoma al tiempo y pregunta por la huella de tantos pasos en un invierno azul.

Y los recuerdos reiteran, aguzan las esperanzas y buscan las palabras que dictabas cuando estabas en el amor, aquel barco de color  que evitó los escollos y el mañana: tu nombre.