Página literaria
Llegados a un punto que es una reflexión, me pregunto:
¿qué extraño desvarío hace de una fecha lacerante llaga en un alma dolorida? El
dieciocho de agosto de mil novecientos treinta y seis es un recuerdo que me
vive más allá del tiempo y del olvido?
¡Mi Federico! Federico García Lorca,
domador de la poesía, profeta de su muerte, es memoria como punzada o
sentimiento cual ponzoña, un corazón aterido por el miedo: "Ves estos campos, Nadal, ... serán
campos de sangre".... Y fueron lágrimas de cristal en un alma de laurel
por el agosto aquel de mil novecientos treinta y seis que tenía muerto el día
dieciocho con su amanecer y su silencio
y las estampidas de un roto corazón por la violencia hispánica y
asesina.
La misma que, con
el esfuerzo de la golondrina, quiere ser abeja; la misma que con las jarcias al viento en el piélago de la
vida, y
con fuerza y maña remando, recala
sus pasos en el puerto impredecible de
las palabras: nunca inútiles, por todo,
como escribe el palabrero Ángel González,
son ellas quienes me arrojan, sin duelo,
al río de los sentidos, padres del sentimiento; como aquello del polvo
enamorado, in aeternum, simple juego en la edad tardía. La misma que cubre de nieve la hermosa cumbre
y me retorna, alegre, al mil veces
ciento cien mil y mil veces mil un millón,
el niño que no sabía aún nada de monotonía tras los cristales y estaba
en huida permanente del padre patrón. Eran los tiempos de Salinas y la voz a tí debida, camino de la madurez en busca de la sensibilidad, la vía
secreta a la intimidad, el camino seguro
a la profundidad del dolor, sin duda, la
ultima forma de amar. Y vuelta a empezar con
gratificantes palabras de Pascal: "Todo lo que es bueno para Dios es
malo para el hombre. Y todo lo que es bueno para el hombre, es malo para
Dios". ¡Adiós al insomnio, y vuelta a la mesa de paz bien abastada! Y de
la mano de la gentil princesita, al divino tesoro de la juventud con el mañana
le abriremos en los labios y la espera del amor constante más allá de la
muerte: esto es ser hombre, horror a manos llenas, me decía Blas de Otero e
insistía con voz ahogada en el vacío inerte, con madeimoselle Isabel, clavel y
rosa, en la tinta de su mágica pluma de poeta, la gracia que quiso darle el
cielo. ¿La nuestra? No importa que el arte es largo y además no importa. Se
hace camino al andar y para escribir que "Mis pasos no son tus pasos ni
mis recuerdos están contigo". Que
por algo tu nombre es escritura en el agua y queda como las naves, como las
nubes y como las sombras en el ámbito del vivir, nada. Y que sepas que nunca
serás tuyos como míos, enraizados como el canto del mirlo a los sonidos
del alma. Los que me dicen cuando me busco que "Yo vengo de una
raza de pastores que perdió su libertad cuando perdió sus ganados y sus pastos
.... donde se espesan el silencio y la retama .... ni otra memoria que el
olvido": las justas palabras para una singladura vital. Las mismas que se
adelgazan como huellas de gaviotas en la playa cuando somos dos cuerpos frente
a frente y rompimos como astros en un
cielo vacío, un ejemplo en la distancia, de que
una felicidad no es real si no es compartida.
- Homenaje a tantos y tantos autores que conformaron mi
vida con sus palabras y con sus ideas. Sin ellos todo sería diferente.
¡Gracias!
- Homenaje a tantos y tantos autores que conformaron mi
vida con sus palabras y con sus ideas. Sin ellos todo sería diferente. ¡Gracias!
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