sábado, 6 de marzo de 2021

Página literaria

 

Llegados a un punto que es una reflexión, me pregunto: ¿qué extraño desvarío hace de una fecha lacerante llaga en un alma dolorida? El dieciocho de agosto de mil novecientos treinta y seis es un recuerdo que me vive más allá del tiempo y  del olvido? ¡Mi Federico! Federico  García Lorca, domador de la poesía, profeta de su muerte, es memoria como punzada o sentimiento cual ponzoña, un corazón aterido por el miedo:  "Ves estos campos, Nadal, ... serán campos de sangre".... Y fueron lágrimas de cristal en un alma de laurel por el agosto aquel de mil novecientos treinta y seis que tenía muerto el día dieciocho con su amanecer y su silencio  y las estampidas de un roto corazón por la violencia hispánica y asesina.

La misma que,  con el esfuerzo de la golondrina, quiere ser abeja; la misma que con  las jarcias al viento en el piélago de la vida,  y  con fuerza y maña remando,  recala sus pasos  en el puerto impredecible de las palabras: nunca inútiles,  por todo, como escribe el palabrero Ángel González,  son ellas quienes me arrojan, sin duelo,  al río de los sentidos, padres del sentimiento; como aquello del polvo enamorado, in aeternum, simple juego en  la edad tardía.  La misma que cubre de nieve la hermosa cumbre y me retorna, alegre,  al mil veces ciento cien mil y mil veces mil un millón,  el niño que no sabía aún nada de monotonía tras los cristales y estaba en huida permanente del padre patrón. Eran los tiempos de Salinas y  la voz a tí debida, camino de la  madurez en busca de la sensibilidad, la vía secreta a la intimidad, el camino  seguro a la profundidad del dolor, sin duda,  la ultima forma de amar. Y vuelta a empezar con  gratificantes palabras de Pascal: "Todo lo que es bueno para Dios es malo para el hombre. Y todo lo que es bueno para el hombre, es malo para Dios". ¡Adiós al insomnio, y vuelta a la mesa de paz bien abastada! Y de la mano de la gentil princesita, al divino tesoro de la juventud con el mañana le abriremos en los labios y la espera del amor constante más allá de la muerte: esto es ser hombre, horror a manos llenas, me decía Blas de Otero e insistía con voz ahogada en el vacío inerte, con madeimoselle Isabel, clavel y rosa, en la tinta de su mágica pluma de poeta, la gracia que quiso darle el cielo. ¿La nuestra? No importa que el arte es largo y además no importa. Se hace camino al andar y para escribir que "Mis pasos no son tus pasos ni mis recuerdos están contigo".  Que por algo tu nombre es escritura en el agua y queda como las naves, como las nubes y como las sombras en el ámbito del vivir, nada. Y que sepas que nunca serás tuyos como míos, enraizados como el canto del mirlo a los sonidos del   alma. Los que me dicen  cuando me busco que "Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad cuando perdió sus ganados y sus pastos .... donde se espesan el silencio y la retama .... ni otra memoria que el olvido": las justas palabras para una singladura vital. Las mismas que se adelgazan como huellas de gaviotas en la playa cuando somos dos cuerpos frente a frente y rompimos  como astros en un cielo vacío, un ejemplo en la distancia, de que  una felicidad no es real si no es compartida.

 

- Homenaje a tantos y tantos autores que conformaron mi vida con sus palabras y con sus ideas. Sin ellos todo sería diferente. ¡Gracias!

 

 

- Homenaje a tantos y tantos autores que conformaron mi vida con sus palabras y con sus ideas. Sin ellos todo sería diferente. ¡Gracias!

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