Mis pasos
nos navegan. Hacen de nosotros todo lo que ellos imaginan:
nombres sin apellidos, soledad, la llegada del tiempo
con las hojas del otoño y los colores de mi corazón.
En su alma, la intimidad del silencio es fortaleza
que hace polvo las intemperancias: sin nombre ni identidad
ni rastro de lluvia, ni señal que hable ni del pasado
y ni del futuro: él mismo.
Los miman y oyen sus lágrimas cuando el viento habla
con ternura de su indiferencia: encielan los pasos, como sean,
en el polvo para vivir el barro, como el imán,
en los días que marcan su destino.¡ Caminos!.
que se diluye en el tiempo, como las palabras: lo repasamos
y volvemos y siempre lo mismo: el silencio como
hacedor del destino: seguir y siendo caminos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario