El arte de vivir
el día a día
con el poso especial de la rutina,
en aquellas primaveras, sin respiro, ´
hace con la vida un enjambre
casi mudo, sin tu nombre, humanizado.
En los pasos de siempre, desganado,
las agujas del reloj ya sin palabras
y sin lágrimas casi, deshabitadas,
huyen del tiempo como lechas
mortíferas del ayer, sin objetivos.
Y como siempre, en el día a día, otra vez
y vuelta a empezar y "mañana
le abriremos, respondía" y los sueños
rotos, cristales de aire en el camino
de mi soledad: opaco y los mil deseos
de nada que me abrazan con tu nombre
en la garganta. Otra marca del olvido
con la muesca del dolor en la mirada.
con el poso especial de la rutina,
en aquellas primaveras, sin respiro, ´
hace con la vida un enjambre
casi mudo, sin tu nombre, humanizado.
En los pasos de siempre, desganado,
las agujas del reloj ya sin palabras
y sin lágrimas casi, deshabitadas,
huyen del tiempo como lechas
mortíferas del ayer, sin objetivos.
Y como siempre, en el día a día, otra vez
y vuelta a empezar y "mañana
le abriremos, respondía" y los sueños
rotos, cristales de aire en el camino
de mi soledad: opaco y los mil deseos
de nada que me abrazan con tu nombre
en la garganta. Otra marca del olvido
con la muesca del dolor en la mirada.