miércoles, 18 de diciembre de 2024

  Solidaridad

                                                                                                                                           Para Avelino, como último peaje.

En el s. XIX, el pueblo llano, en su mayoría analfabeto,  para sostener la buena marcha de España, incluidas sus colonias aportaba, como recursos principales, el hambre y la sangre. Quienes  no eran pueblo llano campaban a sus anchas y felices por saraos, paseos, fiestas y  festejos. Y como cada quince días, había una protesta en las calles de Madrid o de Barcelona, por culpa del pan, esas simples protestas se definían como un acto revolucionario y se saldaban con unos cuantos fusilamientos de nada a cargo de la los militares encargados del orden interno del país. 

En el s. XX, los biznietos de aquel pueblo llano, vencidos y desarmados por defender un gobierno legitimo, por completo desbordado por tantas hambrunas acumuladas en su calamitoso vivir, llevó sobre sus espaldas unas condiciones de vida muy poco diferentes a un sistemas de esclavitud que se sostenía con la violencia y con el miedo, incrustados en el alma colectiva como un clavo en una cruz. Y para colmo, como somos un pueblo llano propenso a la desmemoria y al encubrimiento, aquel insigne militar,  africanista hasta la médula, no era un dictador; por el contrario, se le definía como un poco autoritario.

Pero el tema no se cierra con estas palabras; es público y manifiesto que el s. XIX terminó en mil novecientos setenta y cinco; entonces, para dar entrada a una nueva etapa política, social y cultural, se logró que aquellos insignes padres de la patria escribiesen una Constitución en la que consagraban, por ejemplo, que vale más el voto de un catalán que de cien extremeños, por ejemplo. Y ahora se escandalizan porque los primeros se tiran al monte y los otros quieren poner término a la España de las dos velocidades con un concepto propio de la España diabólica: el federalismo.

Sin embargo, cuando una DANA(RAE: choque de una  masa de aire frío en altura con aire caliente de la superficie) puso sobre las espaldas del pueblo llano de Valencia la destrucción masiva de vidas y viviendas, entonces salen a la luz la inutilidad de sus gobernantes, las consecuencias de la especulación urbanística, sin ordenamiento jurídico alguno … En un decir, como afirmaba la  Sra. Thatcher en tiempos: aquí el que no es rico es porque no quiere.

Y en medio de aquellos barrizales, no aparece nadie de esos que llaman las élites, salvo visita para la foto, con una escoba, con una pala rasera o con una manguera: los solidarios con tanta desgracia eran jóvenes de cachuscas y soldados del pueblo llano con sus mandos(faltaría más). De los otros, ejercicios dialécticos sobre el "tu más" para dejar constancia visiual y escrita de su carencia absoluta de dignidad. Por eso como decíamos antes, somos propensos a la desmemoria y al encubrimiento de esos desalmados.

Sin olvidar que  también nuestro concejo puede sufrir su DANBA particular por  el abandono absoluto de la cultura del agua.

domingo, 1 de diciembre de 2024

 Allí donde sólo hay manos muy baratas en trabajos muy duros, yo me aprendo esas manos muyde memoria: dedo a dedo, alianza por alianza, uña a uña, cada falange, cada vena abandonada asu suerte, cada pliegue de la piel, cada forma delicada de los dedos.


- El poeta escribe en prosa sobre la poesía que tienen las manos de las cajeras. Las
cajeras de Alimerka, Carrefour o Mercadona. Son manos personales para objetos
indefinidos, crónica de mundos infinitos y frágiles como el cristal, bajo un cielo
quemante de neón.

Con mil versos en las manos, es porque tus dedos son dedos que saben llorar, dedos
que saben reír y dedos que saben decir lo que dicta el corazón. Con las marcas de
una ilusión y de una resistencia.
Aunque no lean a Manuel Vila.


- Homenaje a I. Montero y a todas esas cajeras con su amable sonrisa tras un cansancio feroz.

 PUZLE: no me importan los sufrimientos. Lo que me mata es la esperanza.


Para Noelia, la vida y una sonrisa.

Como la vida a la sombra de las palabras, la brisa de los sueños
busca la forma de los fonemas y sus encantos, padres de los placeres, la
escritura
y los garabatos del alma, su topografía. Como un silencio de niebla y de
bosque
prendido en el canto de la brisa y sus miradas, imperceptibles a los sentidos,
disformes, buscamos, sin embargo, con las uñas, extrañas coincidencias
que nos construyan, como sea, el puzle que haga de nosotros un ángel
libre de cadenas y aliviado, sobrio de salivas y grillos sin verano que cantar.
Caminamos y hacemos leguas y lenguas con el deseo. Nos buscamos.
Extraño esfuerzo para casar los sinsentidos y rumores de ecos
que nos llegan sin saber ni de dónde ni cuándo son alma o arañas
del corazón. La suma de arenas que la realidad desmenuza, infinitas,
es pieza desvaída por el tiempo, el amor y tus silencios: estupideces.
Con todo, si las mates pulen mi soledad, y si, por el olvido, se rompe la
memoria;
y si el esfuerzo, por tóxica melancolía, suma para multiplicar
y recomponer nuestro esqueleto cual nubes de algodón, al final
mi nombre y las dudas serán de piedra o ceniza que tendrá sentido:
las mil piezas y un puzle, con genio y figura, sin intemperancias,
serán el marco donde las miradas que caen son lámparas de cristal.