lunes, 6 de noviembre de 2017



 La utilidad de lo inutil.


Bengala



Las mil palabras que el amor reúne en aquellas risas 
Que al otoño aborrecen, en la tarde, un día, sin año y sin noche,
Eran, entonces,  rosas y  páginas para romper el alba: los zapatos
Nuevos de nuestras estrellas.  Bengalas.

Salían, cruzaban, dejaban caer o rompían  los cántaros que rebosan
Las manos con vida en los dedos: sorbían del amor el humo  en cráteras
Donde los labios eran la cárcel de amor. Marfil y lanzas en la torre,
La travesura era la simiente de tanto corazón, el  recóndito encuentro
Que abre los surcos que traen el secreto de los trigos en flor.

¡Arráncame la vida! Decían. ¡Coge los destellos! Gritaban.
Báñate en  las aguas de nuestros ríos, aquellos que los negros de Nueva York sorben a besos, incansables, para respirar los rascacielos sin apellidos,
hijos de la avaricia. Y si tus deseos me llevan  al color de tu llanto, serán nuestros el dolor, las piernas de la risa y la muerte  de los ojos que comen chocolate en aquel
amanecer, lejos, muy lejos de la línea roja que cena los horizontes:

Era la condición. 

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