domingo, 22 de diciembre de 2019



Homenaje a esas trabajadoras que inician una huelga para conseguir un mínimo bienestar. 







Allí donde sólo hay manos muy baratas en trabajos muy duros, yo me aprendo esas manos muy de memoria: dedo a dedo, alianza por alianza, uña a uña, cada falange, cada vena abandonada a su suerte, cada pliegue de la piel, cada forma delicada de los dedos.


El poeta escribe en prosa sobre la poesía que tienen las manos de las cajeras. Las cajeras de Alimerka, Carrefour o Mercadona. Son manos personales para objetos indefinidos, crónica de mundos infinitos y frágiles como el cristal, bajo un cielo quemante de neón.


Con mil versos en las manos, es porque tus dedos son dedos que saben llorar, dedos que saben reír y dedos que saben decir lo que dicta el corazón. Con las marcas de una ilusión y de una resistencia.

Aunque no lean a Manuel Vila.

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