Son el clamor de la vida; te dicen la edad y cargados de tiempo
y de resistencias, se ríen en sus soliloquios
del vocabulario que te exigen los nombres
para su definición. Nunca memoria ni recuerdos,
nos hacen presentes con sus risas y la mitad
de nuestras palabras: una ironía del vivir.
El vocabulario de azul y rosa pasa al silabeo
de la tristeza y sus ayudantes; apenas un recuento
informal del tacto sutil y efímero, aventurero,
allá cuando Dios quería, infinita bondad y misericordia
que nutre de nostalgias la vida entre mis dedos.
descanso para los juegos en la edad tardía.
Gustan de los
arboles y de las miradas
y hacen con la lluvia y sus humedades
la alegría de un caminar: se puede, adelante,
tuyos son los vientos que alientan tu caminar ,
que te hacen pensar
en la duda siempre y su posibilidad.
Mis huesos, compañeros huidos
en el monologo de una pasión.