elegir por el acoso de las dudas. Y como invitada,
en especial, la pereza. ¡Qué decir! Taimadas,
beben la tinta del boli y se ríen. Esconden
sus intenciones y rehúyen el compromiso. ¡También!
y la indiferencia. ¡El engaño!. ¡Qué tontería!
- Tampoco te sirve aquello
"de que es el amor que pasa" para cuatro
líneas a sílabas cuntadas.
Ya veremos, me dicen, sin prisa.
Aunque nos gusta,
para tu consuelo, que digas o escribas o pienses
que renuncié a tu nombre
porque perdí tu mirada.
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