jueves, 22 de mayo de 2025

 

 
 
G A Z A : El dolor en lágrimas de sangre
y  sin palabras. El silencio y alguna voz
blanca y sin marcas, sin  renglón del compromiso:
 
En prosa: ¿Dónde un Picasso y su mujer desgarrada, el niño en brazos y  muerto,
como Fátima en Gaza?
 
Niños en lágrimas con sus juguetes de alma,
y sin tripas las muñecas, un horror, el Holocausto
y sus miradas. Varsovia y las hambrunas, estas
hambrunas de G A Z A. "Me llevaron a mi mujer,
a mi Ben Zion y a mi pequeño Iome", clama  el poeta
KATZENNELSON como los padres de  GA Z A.
 
Venganza: Y para vergüenza del hombre, donde quiera que se esconda,
sea Europa: España o Francia, la dignidad y conciencia son ajenos a la música
por tener manos y almas crispadas.
 
Estas fieras impasibles que somos, llena de dolor
y de niños, de nuevo, llenos de odio, me ahogan, me suben
la sangre a la garganta y ¡qué  triste la condición humana!
 
Versos para mis gazaties, de un judío: Itsjok Katzenelson .
 
"Déjense ver, muéstrense ante mí, vengan, vengan,
quiero verlos a todos, quiero mirarlos, quiero
echar una mirada muda sobre mi pueblo, asesinado,
y voy a cantar … Sí…. ¡tomo el violín y canto!

                                                                           


sábado, 19 de abril de 2025

 

Día a día

 

Día a día y sin luz, un grisáceo amanecer y sin prosa, armonía en el aire de colores y sonidos: mis pájaros   y los  árboles que los arrullan mientras despiertan los  pasos  que me llevan a la rutina, alma de la serenidad. De mi corazón a mis asuntos, los mininos reclaman contra su hambre, la matutina ración de la caricia, melosos. Y para seguir con la vida en el regazo, la rutina  que nos arrulla como la madre con el hijo en la mirada: la que nos hacer pensar, con esperanza y convencimiento, en aquellos días azules y los calores de la infancia, óbitos del tacto. Sin olvidar mis vetustos árboles que me hablan con los vientos marcinos del tiempo como la lluvia: mañana. 

lunes, 10 de marzo de 2025


 
Rincones
Los rincones que me habitan:  universos
 del  gris  áfono del silencio.
 Y tamizados  por la cruel fragilidad de la duda
 son también  la esquina de mi corazón. 
 
A cientos,  son  el refugio del alma. Anidan
en ellos, contra el tiempo, los recuerdos:
 escuderos fieles  que resisten las derrotas
 vestidos, sí,   con   lágrimas de la  nada. 
 
Además,   allí escriben las miradas
 los milagros de la luz o del trazo   
 espurio  de lo efímero.
 Del rasguño aquel, dúctil y frágil  
de tu sonrisa, una sombra incolora
en la yema de los dedos, sin pasión.
 
Mis rincones:  los escollos  del olvido,
con las trizas de la vida, hacen mis páginas
 y una tintura invisible con las letras de tu nombre
  muy lejos, en una lejanía, allá: donde liban,
incansables, los asideros del silencio que me habita .


 

 

 

 

 



domingo, 9 de marzo de 2025

 

Rincones

Los rincones que me habitan…  Donde son universos
colgados  del  gris  áfono del silencio.
 Y tamizados  por la cruel fragilidad
de la duda, la sombra, esquina del  corazón.  
 
A cientos, hacen del alma un refugio.
En ellos anidan, contra el tiempo,
los recuerdos: escuderos fieles , son  azul-lágrimas
de la derrota. Y los habitan las miradas de la risa.
Aquellas  que son regalo de una escritura
o de un trazo banal y espurio  
 de una esperanza dúctil y frágil  de la nada.
 
Mis rincones:  los escollos donde el olvido, con las trizas de la vida,
hacen páginas de luz y una tintura invisible
con las letras de tu nombre  muy lejos,
en una lejanía, allá: Donde liban, incansables,
los asideros del silencio que me habita .



- Otra versión

sábado, 8 de marzo de 2025

 

Rincones

Los rincones que me habitan…  Donde las palabras  son
universos colgados  del  gris  áfono del silencio.
 Tamizados  por la cruel fragilidad
de la duda, la sombra es la esquina de su corazón.  
 
A cientos, hacen del alma un refugio.
En ellos anidan, contra el tiempo,
los recuerdos: escuderos fieles , son lágrimas de la derrota,
Los habitan las miradas de la risas, aquellas
como regalo de una escritura o de un trazo y
también de una esperanza: nada.
 
Mis rincones:  los escollos donde el olvido, con las trizas de la vida,
hacen páginas de luz y una tintura invisible
con las letras de tu nombre  muy lejos,
en una lejanía, allá, y liban incansables
los asideros de la vida, los silencios del mañana.  

lunes, 3 de marzo de 2025

 

Aquellas mujeres
¡Cuánta tristeza en tu literatura!   Hilvanar palabras para tu vida es coser
lágrimas en los recuerdos y dar pábilo a  los sones de la ira. ¡Cuánto dolor
escondido en tu nombre de almizcle con azucena: como animales
deglutían tu alma de mariposa, su fragilidad de arrebol en el horizonte.
De sus dentelladas ¿ cuál de ellas, asesina, rompió tu corazón de papel?
¿Cuándo aquellos huesudos dedos ciñeron la violencia pétrea
en tu amor desatado? ¿Tal vez las cientos y miles de piedras
en tu camino con palabras vestidas de lágrimas
por el desamor, de ciénaga y  ciego de  animal herido.
Una vida, la tuya, aquellas mujeres, de caminos
en soledad, tu madre y la mía, hijas del hierro,
abrazaderas del destino en su alma de cristal,
vidas plenas del sufrimiento, almas fractales
con la  luz obsoleta para una vida mejor.
Como  la tuya, una vida de recato, humillante,
de miseria en los refajos del amor: nada.
 Aquellas mujeres, madres solitarias y vírgenes desposadas
con el deseo, a lo más, sufrían la indignidad de mujer
con el dedo como enemigo principal. Descansa en paz
y que el silencio os regale las palabras que la vida te robó.

 

Golondrinas

 

Amanecer

                          y el sueño que cae en brazos del raitán: el privilegio

                          del  canto

La luz

                          y  la cerezal con las mil flores que me dicen

                          los pasos que tiene el día.

El recuerdo

                         con la fecha  como muesca de la vida,

                         con estilo de soledad para seguir el camino.

Es la vida:

                        cien mil ojos que me niegan la esperanza

                        de los tuyos;  perdidos en la palabra, es la nostalgia

                        que riela, trémula, entre los dedos de la nada.

Y si vuelven

                        las oscuras golondrinas, nunca  vértices del amor,

                        desconocen nuestro aire, viciado por la ausencia

                       que nos vacía el alma,  y si vuelan, pasarán.

 

¿Qué nos queda?

                       Ya lo sabemos: es el amor que pasa.

                       Es el amor que buscamos; es el amor

                       que nos busca para buscarse en sí mismo;

                       los mismo que hacíamos nosotros

                       cuando él nos habitaba: siempre y nunca y mañana.