Aquellas mujeres
¡Cuánta tristeza en tu literatura! Hilvanar palabras para tu vida es coser
lágrimas en los recuerdos y dar pábilo a los sones de la ira. ¡Cuánto dolor
escondido en tu nombre de almizcle con azucena: como animales
deglutían tu alma de mariposa, su fragilidad de arrebol en el horizonte.
De sus dentelladas ¿ cuál de ellas, asesina, rompió tu corazón de papel?
¿Cuándo aquellos huesudos dedos ciñeron la violencia pétrea
en tu amor desatado? ¿Tal vez las cientos y miles de piedras
en tu camino con palabras vestidas de lágrimas
por el desamor, de ciénaga y ciego de animal herido.
Una vida, la tuya, aquellas mujeres, de caminos
en soledad, tu madre y la mía, hijas del hierro,
abrazaderas del destino en su alma de cristal,
vidas plenas del sufrimiento, almas fractales
con la luz obsoleta para una vida mejor.
Como la tuya, una vida de recato, humillante,
de miseria en los refajos del amor: nada.
Aquellas mujeres, madres solitarias y vírgenes desposadas
con el deseo, a lo más, sufrían la indignidad de mujer
con el dedo como enemigo principal. Descansa en paz
y que el silencio os regale las palabras que la vida te robó.
¡Cuánta tristeza en tu literatura! Hilvanar palabras para tu vida es coser
lágrimas en los recuerdos y dar pábilo a los sones de la ira. ¡Cuánto dolor
escondido en tu nombre de almizcle con azucena: como animales
deglutían tu alma de mariposa, su fragilidad de arrebol en el horizonte.
De sus dentelladas ¿ cuál de ellas, asesina, rompió tu corazón de papel?
¿Cuándo aquellos huesudos dedos ciñeron la violencia pétrea
en tu amor desatado? ¿Tal vez las cientos y miles de piedras
en tu camino con palabras vestidas de lágrimas
por el desamor, de ciénaga y ciego de animal herido.
Una vida, la tuya, aquellas mujeres, de caminos
en soledad, tu madre y la mía, hijas del hierro,
abrazaderas del destino en su alma de cristal,
vidas plenas del sufrimiento, almas fractales
con la luz obsoleta para una vida mejor.
Como la tuya, una vida de recato, humillante,
de miseria en los refajos del amor: nada.
Aquellas mujeres, madres solitarias y vírgenes desposadas
con el deseo, a lo más, sufrían la indignidad de mujer
con el dedo como enemigo principal. Descansa en paz
y que el silencio os regale las palabras que la vida te robó.
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