Árboles de ciudad
Con pena, marcan la sombra y las brisas del viandante
aunque no los sufra ni sepa de sus afanes por crecer y subir y subir
hasta donde la vida es nube o la mirada del niño
que perdió el alma en el cometa que se fue.
¡Árbol de la ciudad! Hijo del verdugo
que sorbe el cemento y la geometría
como índice vital, tu jardinero, sin alma
para tus primaveras; lo sufres.
Y soportas
a quienes ignoran
hasta el nombre de tu identidad; indiferentes,
al límite, de la vida que te roban
nada comparten que les sirva
ni mucho ni nada
para su esclavitud. ¡Pobres árboles de ciudad!
aunque no los sufra ni sepa de sus afanes por crecer y subir y subir
hasta donde la vida es nube o la mirada del niño
que perdió el alma en el cometa que se fue.
que sorbe el cemento y la geometría
como índice vital, tu jardinero, sin alma
para tus primaveras; lo sufres.
Y soportas
a quienes ignoran
hasta el nombre de tu identidad; indiferentes,
al límite, de la vida que te roban
nada comparten que les sirva
ni mucho ni nada
para su esclavitud. ¡Pobres árboles de ciudad!
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