jueves, 16 de abril de 2015

El río y la gaviota se hacen ríos: la individualidad y los múltiples seres que nos habitan.Nos hacemos juntos con el amor.

Como dos ríos: variaciones.
                      En la misma tela de araña, nos hacemos juntos



Hijos de la diferencia, sus veneros  son de madres y dioses
y fruto de arcanos de un sentimiento: el amor.
 Vestidos de silencio y de brisas,  en  soledad
con  la tierra, rompen  con el agua los surcos que serán,
en el tiempo, campos de Marte, adolescentes
turbiones o  inseminaciones de palabras en piedra.

Serán, en galerías de miel, germen del olor
que tienen  los colores. Y como todos los ríos,
 en la diferencia, el agua y el alma de la paz para
hacer  el amor: aquel año de tantos días, pájaros
 preciosos,  gaviotas  en el circo azul, son horizontes
para  vuelos que buscan los meandros de la vida,
los recovecos y sombras, animalia,  que conforman
su devenir: ambos lo mismo, como  dos ríos
con vida y lenguaje diferentes, camino de la  mar,
se hacen, cual Penélope, en la ausencia: como
nosotros, Ulises de papel y de palabras
asidos a la fuerza del amor,  contra el viento
de Circe y las sirenas, sus cantos en la distancia,
sujetos al  palo mayor , volvemos a Ítaca, al telar
con los nombres y paisajes para nuestro corazón.


martes, 14 de abril de 2015

 Obedece esta idea al ambiente tosco reinante en los ámbitos vitales de tantos que sufren incomprensión y miseria espiritual de este pueblo español, asturiano y comarcal donde se desenvuelven las vidas de tantos que alimentan la sangre de las sanguijuelas zafias  e ignorantes que pululan donde están los caminos que conducen donde habita el olvido.


  POR FIN
           Unas nubes redondas, blancas, pasan lentamente sobre el cielo azul en la lejanía. Azorin
               
Mejor la muerte que vivir sin amor. ¿Será, sin el rayo,
la torre de azul más piedra  para sobrevivir? Estrecho
lazo de muerte para resucitar la vida y buscar el trallazo
que pare el golpe del abrazo: dignidad para tanto nombre
que se esconde en la estampida del beso,  nunca de rutina,
labios ofuscados que son colores del corazón  para el alma.

Te hablo con la sangre, en el rincón de Asturias
que sabes displicente,  donde la miseria mastica
 los sentimientos; los piensa retales y  hacen
del amor un traje raído, pana desvaída
y sin botones, con lamparones de la desidia
en los ojos. Son así: quienes succionan la vida
en nuestro corazón son la envidia y su amiga,
sin duda, la mezquindad: los de siempre.

Es lo mismo. Allá ellos. Somos  tu y yo, y lo sabemos:
esa fuerza corregida por el roce  que revive
la palabra, nuestro fuego, el tacto y la brisa,
la fatiga del tiempo  cuando  sus pasos buscan
las huellas de nuestros dedos. Nuestro ámbito
es la vida y los cielos de tus ojos, sus tormentas,
esas nubes juguetonas que nos miran hoy como
sombreaban, en tiempos, el huerto de Melibea,
donde los amantes se decían, como nosotros,
de hoy para mañana … y siempre. Y miraban
al cielo donde eran, contra el olvido, palabra
en el tiempo, contra la muerte: por fin.



Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse. 

                             Chantall Maillard.

lunes, 6 de abril de 2015

 Sobre las ruinas de Itálica este poema que también habla de ruinas de personas, de ambientes, de decadencia social y de ruindades morales y mezquindad. Sobre estas ruinas, la fuerza del amor, interior, para reconstruir y cumplir los objetivos: "nunca avanzamos, siempre empezamos de nuevo". Largsson.


ITALICA.

        … es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites.
                                                                                  G.G.Márquez[1].



Estos, Fabio, ay dolor, versos y campos de soledad,
en esta ciudad de provincias, mustio collado, Itálica,
 donde la ruina es un espectro con alma de pena y
compasión. Sin rayos de la guerra y  cobardes roídos
por el oro y  marfil de hojalateros de pacotilla,
dentistas de tres al cuarto, todo aquí son voces
de silencio mudo: charlatanes sin honor y rateros
del pasado, saben  que el gran pueblo ya  no suena.

Y mientras repaso jardines en zarzas y horizontes
de ceniza, reliquias de tiempos con humo y chimeneas,
memorias funerales para el nombre de Mieres,
en viernes santo, trágico teatro de fábulas sin
palabras. Mientras abro el día a la esperanza,
y hago música con el ruido de motos que huyen
de la soledad a la nada,  fantasmas de la forma  
y petimetres. Mientras en cien metros los kilómetros
son voces de dolor que el alma siente; mientras
todo esto, amor, hacia la vida y la primavera,
de la mano las almas cual termas o fieras,
 las nuestras, salimos, parejas,  al amor, cual
torres de Dios,  que desprecio al aire fueron.

Y sin recato, ajenos a las moradas del lagarto
donde anida la nostalgia, hoy y mañana  y
seremos en páginas del recuerdo , contra  la
 tiranía de la fugacidad y el desaliento: siempre.



[1] Garcia Márquez,Gabriel. El amor en tiempos de cólera, pag.495