lunes, 27 de noviembre de 2017

Si limpio más, no quedan ni los huesos de tus recuerdos.



Rastrear.
Rastreo tu nombre en mis recuerdos, 
sin tiempo y sañudo de palabras.
Hago, contigo, un revoltijo de imágenes
y ninguna hace señal que te recuerde
como barridas por la nada. No me extraña.
El junco, sin la tormenta, es una idea
únicamente vestida por su soledad.
Ajeno, además, a tus palabras, tan inoídas
que vives sin percibir el libérrimo canto
de la lombriz; y con el cielo como asesino
de tus tonterías, rebusco, sin afán,
las entradas de tus silencios, y apenas habla
un vacío como los ecos de un corazón.
Por eso te escribo. Porque hilaba con tus cabellos
la luz que me sirve este día de noviembre, sin fecha,
para romper el espejo de tu figura, desvaída y distante,
empobrecida por el uso de un cuerpo quemado por las sombras
que dejaron el nombre donde todo es el morir, los pasos en el mar.

sábado, 25 de noviembre de 2017



Bergamín

Siempre infantil hasta las esencias, joven Tobías,  adolescente fiero, aquel viejo verde escribía  tu nombre  con su   lector de silencios.
Sabía de tus manos, pastoras de las formas, y fuente de palabras. Sabía de los afluentes que rompen  tus dedos. Y de  las esquinas  de tus torrenteras, ¡vaya si sabía! De la imagen rota que bulle en tu  espejo, también la sabía. Y de tus  deseos que se rompen, locos, corazón abajo… ¡no te digo nada!
Aquel viejo verde, Bergamín,  guarda el poder del fuego

En su madera quemada.

Me gustan los colores para las ideas. 


SERPENTINA
En los vestidos de mis palabras,
a escondidas, entre algodones,
van los trazos de mi alma.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Homenaje al tiempo y la palabra.




AQUEL AÑO DE TANTOS DÍAS


Me faltó el aire cuando te quise:
las palabras eran gatos en la salsa de tu nombre.

Me faltó el aire cuando te quise:
me ahogabas cuando sentía la víbora
de la angustia, su  mordida en la garganta.

Y  cuando, frágil,  volabas cual paloma
herida por el león del deseo, águila del amor,
me faltó el aire cuando te quise.


AQUEL AÑO DE TANTOS DÍAS.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Caminos
                  … caminos de la tarde. A. Machado

En silencio, sin olvido en la memoria, llenos de sombras
acicaladas por el polvo y el recuerdo , las pestañas
bañadas en  rímel de la esperanza, los caminos. Valedores
sin tiempo  ni risa que los engañe, nuestra infancia
los patea  cuando,  de La Renta a Ramoniz, desde siempre,
el guiño del retorno es hálito y aliento contra la decadencia.

Con  juegos y palabras  o con  las travesuras, nos prestan
la nostalgia como herramienta  en el repaso de la orillas
cuando volvemos ,  y nos esperan con los nombres
de siempre en el regazo , piedras marcadas, imborrables
en las cortezas de la imaginación, el árbol de la vida,
los viejos robles, linderos contra la nada, las cunas que son
de aquellas manos ligadas al amor de siempre y la ternura,
la madre y todos los pasos  donde senderos y  atayos
o caminos son corrientes marinas hacia la vida
en el mar proceloso de la duda y la incertidumbre.

Las rutas del pan contra el hambre tienen tu nombre
cual tablas de salvación, en la sextaferia: todos los brazos
comulgan la sangre de tus orillas en la fiesta de la palabra
y el vino contra las intemperancias del frio,
en el invierno:  esquifes  de sudor por el trabajo
y el olor rompen las brisas, cual olas, para
ser la eternidad, en sueños, contra el hambre, hoy,

y mañana, para siempre, cuando vuelvo. Mis caminos.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Campo de tulipanes.

Desde dentro, ya en el interior de las sombras, con el berbiquí
De los sueños y el punzón de los sentimientos, encontrar la cara de las mil caras
En la hoja de color otoñal, es la esperanza.

Son caminos sinuosos y  senderos los  que rompen, infinitos, los rayos que acotan    en el instante  la fuerza del relámpago, el impulso.
Y entonces son lunas rojas y tersos espejos d sol que las envuelve,
Pasiones cegadoras  que rompen en el tulipán
De la palabra: los labios.


Senderos y caminos rompen, infinitos, los rayos que acotan
En el instante la fuerza del relámpago, el impulso.
Y entonces son lunas rojas los sentidos  y los tersos espejos
Del sol que las envuelve, pasiones cegadoras
Que rompen en el tulipán de la palabra: los labios.

Todo es un fluir sin la casualidad del instante,
Rosa cual torre Eiffel clavada en mi corazón: horizonte
hacia el este, la ruta que lleva a tu puerto, el nombre de nada.  

martes, 14 de noviembre de 2017



 ... mientras no oye su nombre  de labios de una mujer.¡Puede ser!A.Machado.

Estación de Córdoba.-
8:40 de la mañana.




Cuando no estoy contigo,
Las estaciones
Son los lugares más tristes de la tierra.
Ríos de metal
Sobre mapas de sangre.



- Sin fármacos, a pelo, el poeta vive el infierno de un amor sin gloria. Fanático del verismo, pone espacio y hora a su circunstancia: Córdoba, 8:40, delante de un futuro para nada.  Una geografía para mil soledades.

Que son el límite a una desesperación, como la risa o el llanto: Errasti pone alma a la amada sin nombre, fantasma como todos los que invaden sus ojos en la estación, desvaídas figuras salidas de un amanecer. Ausencia y tristeza en el renglón del poema.


Naturaleza muerta por un sufrimiento.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Somos el OTRO: Dicen que el hombre no es hombre ... A. Machado.




"Esto, Ramón, se parece a la vida".[1]


Somos los otros. Cualquiera,  en cualquier momento y donde menos se espera.
Anda uno al matarile con todos sus huesos que te recuerdan,
 sin compasión,  la condición de homínido, esa  mezcla impoluta del romano hormigón
que llega hasta nuestros días como testimonio de lo que es ser hombre,
horror a manos llenas; decía  al matarile,  y  cuando estamos  en soledad,  
borrachos del YO que te embadurna,  hasta el tuétano,  las sombras
que  respiramos, los marginalia de hoy  hacen trizas las intenciones de
soñar un mundo mejor, con Alá, por defunción, desaparecido, o   Devin Kelley,
en Texas, repartiendo amor  y cifras entre los fieles de San Antonio.

Ya ves, lector, cómo  estamos;  con  el otoño a cuestas, en noviembre,
el día 8 del diecisiete, vestido de gris por la soledad y en busca  de un piolín
para las cuitas de un corazón, quiso Dios Padre misericordioso romper
con una sonrisa el nubarrón  que se cernía como grano de arroz
sobre la conciencia: aquel pastor, sentado en el  borde, con Pichi
en el cuello, amoroso, hizo vísperas y completas  por  la paz
que me contagió.  Y con las ovejas en el  coro, el día quedó  vivo
por  la necesidad de saber el  nombre, como siempre  en el amor.




[1]  Obra Completa.-R. Gaya. Una carta de Mª Zambrano. 







[1]  Obra Completa.-R. Gaya. Una carta de Mª Zambrano. 

lunes, 6 de noviembre de 2017



 La utilidad de lo inutil.


Bengala



Las mil palabras que el amor reúne en aquellas risas 
Que al otoño aborrecen, en la tarde, un día, sin año y sin noche,
Eran, entonces,  rosas y  páginas para romper el alba: los zapatos
Nuevos de nuestras estrellas.  Bengalas.

Salían, cruzaban, dejaban caer o rompían  los cántaros que rebosan
Las manos con vida en los dedos: sorbían del amor el humo  en cráteras
Donde los labios eran la cárcel de amor. Marfil y lanzas en la torre,
La travesura era la simiente de tanto corazón, el  recóndito encuentro
Que abre los surcos que traen el secreto de los trigos en flor.

¡Arráncame la vida! Decían. ¡Coge los destellos! Gritaban.
Báñate en  las aguas de nuestros ríos, aquellos que los negros de Nueva York sorben a besos, incansables, para respirar los rascacielos sin apellidos,
hijos de la avaricia. Y si tus deseos me llevan  al color de tu llanto, serán nuestros el dolor, las piernas de la risa y la muerte  de los ojos que comen chocolate en aquel
amanecer, lejos, muy lejos de la línea roja que cena los horizontes:

Era la condición. 

domingo, 5 de noviembre de 2017

En Reconcos, donde los nombres son sus caminos.

Por Argentina, un planto.
Contra la ira de Dios: Hernán Diego Mendoza, Alejandro Damián Pagnucco: 47 años, Hernán Ferruchi: 47 años, Diego Enrique Angelini: 47 años,Ariel Erlij: 48 años,Anne Laure Decadt: 31 años, Darren Drake: 32 años, Nicholas Cleves: 23 años

-       ¡ Manhattan!

Morir es una costumbre que sabe tener la gente [1]...

Claro,  no importa el cuándo.

Sí el cómo para hacerlo con dignidad:  en la rutina, muy a lo lejos,
tañe la campana con tu nombre y la muerte y de nuevo la sangre
con sonrisa argentina y en castellano, donde el amor se viste con el dólar
y es una definición.

Y como tu poeta, Argentina,

Hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos[2].

Fueron ocho argentinos, ocho millones de nombres y el mío
y de los que sufren sustantivos conmigo cuando la ira del vacío,
al sabor del horno y del pan en la masa,
hacen recuerdos con mis hermanos, Argentina, en el corazón.

¡Manhattan!

Te redime el badajo de lágrimas en bronce que me llega
y con el gaucho, en el dolor-  pudiera ser, tal vez,  mañana-
harás del centavo, como tuyo, el recuerdo
de los hombres de bien, ajenos a la ira de Dios.

Y con el Moreno[3], con la voz de parque lleno de niños,  
le diremos a Buenos Aires y Córdoba y sus mujeres:


Y si la vida me falta,
ténganlo todos por cierto,
que el gaucho, hasta en el desierto,
sentirá en tal ocasión
tristeza en el corazón
al saber que yo estoy muerto.  




[1] Borges, Jorge Luis. Obra poética.- Alianza tres. Emecé.
[2] Borges, Jorge Luis. Obra poértica. Alianza tres. Emece.
[3] Hernández, J.- Martín Fierro. Alianza editorial.