lunes, 16 de julio de 2018






CONVIVENCIA

Que la piel de toro ha dejado de ser la forma de España, es público y notorio. Con el sistema democrático que nos define, España, gracias a Dios, se convierte en un gran campo de futbol donde lo más importante es la libertad de expresión con el griterío como recurso principal. Y que tiene como  base principal la misma lengua con la que se retuerce la ley o la que usamos  para tener enjaulada la democracia, como escriben los jóvenes poetas de ahora:"matómela un ballestero// dele Dios mal galardón". Por el contrario, de la que nadie se acuerda es de la libertad de pensamiento, fundamental para la convivencia social en una comunidad, desde la más pequeña a la de mayor entidad por el número de miembros que la integran. Porque en ochocientas almas, por ejemplo, caben muchos mundos, muchos sueños; multitud de fenómenos tienen cabida en cada individuo que forma parte de la misma: heroísmo y cobardía, traición y lealtad, buenos y malos momentos; hay quienes con su presencia  alteran el aire que respiran y por otros se cuela el tiempo para morir y ser olvidados. ¿Quieren Vds. un ejemplo para estas palabras? Pues ahí lo tienen: es queja común de la gente normal  en Pola el uso que algunos partidos políticos están haciendo de la redes sociales. Los escribidores de tantas necedades olvidan que quien habla o quien escribe, se delata y se confiesa; en este caso, son zafios personajillos que utilizan el anonimato para delatar su cainismo entre vecinos, y que usan la pseudoideología únicamente para dar rienda suelta a unas pasiones que,  en el común, dan como resultado esa violencia desatada que pone los pelos de punta a quien sufra a este pobre país como una penitencia. Es por lo que volver a votar a esos desalmados sirve para definirnos como dóciles estúpidos con excesiva libertad de expresión y ninguna libertad de pensamiento. Así  somos en este pueblo y así nos va, como es normal.  

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