El puerto.
Para Juanín.
Camín del puerto, al Aramo,
ya suben hoy los vaqueros
que hacen como lo hacían
por tradición, los abuelos.
Y por lo mismo de
siempre,
se repite lo que en tiempos
es historia de los hombres
con los nombres y
el recuerdo:
- Que si les
vaques estaban
en la Vega los Veneros
aunque La Rubia apuntaba
pasando ya pa Cuviechos...
La cabana Miguelón
sigue con alma de piedra
con el arrudu de frisnu
bien plantéu a la
derecha.
Y sigue allí, centenaria
y en so sitio, la
puerta
con nombres que
son fantasmas
en el chegu de La
Vega,
y arrostrando, por los días,
inviernos y primaveras:
que sirva como testigo
de lo escrito ¡ay! con pena.
que sirva como testigo
de lo escrito ¡ay! con pena.
Camín del puerto, al Aramo,
ya suben hoy los vaqueros
que, sin saberlo, pretenden
grabar el nombre en el cielo,
sembrado que esta de piedras
que roba y quita al silencio.
Un silencio que vocea
palabras que son milenios
como si fueran relojes
sin agujas y sin dedos.
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