Convivir en Reconcos
Un silencio furtivo,
la ayuda para encontrar las palabras que,
tras la sebe, se ocultan, miedosas del amor.
Y la vida en penumbra, sin formas, almas sin sonidos,
pasos sin huellas y silencio. O más que silencio:
conversar con la oscuridad, sin ojos, sin sonrisas,
con el tacto corroído por el color y los vientos ...
eso es la vida, como un agua amarilla.
Convivir y vivir es marcar distancias y alejar los
nombres
de las fechas y de los calendarios que llevan la muesca
del verbo olvidar como síntoma.
Y las grietas del
corazón,
las simas que nos llevan por los insondables
al centro de la soledad, donde todo y solamente
son árboles y nubes y los cambiantes caprichos
de un aire que se dice juvenil cuando nos deja
donde habita el olvido
y sin palabras o peor, en blanco.
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