. Homenaje
¡Cuántos soles y
fatigas para secar estas manos!
Manos
labriegas, hijas de la voluntad y contra la pesadilla del hambre y los círculos
de sus días; siempre fieles, hacían con los dedos la urdimbre de su lealtad: el
tacto que da vida a la esperanza, hija del mañana sin una finitud.
¡Cuántos soles y fatigas!
¡Cuántos soles y fatigas!
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