El Don apacible
Como un susurro, el murmullo del silencio
me lleva dulcemente en el recuerdo: es navidad.
Como la luz que hace azul cendal del tuareg,
su alegría del vivir en el desierto, así
mi alma en las aguas del apacible Don.
Su caudal de nieves, de lluvias, de palabras
mecidas por un suave oleaje de golondrina
que te rompe la sorpresa del vivir, una imagen
del viento colgada o un devenir.
Y además,
el cielo y sus estrellas, nenúfares del amor,
brisas y caricias del momento que se muere
en brazos del fuese y no hubo
la infantil ternura que me brota
con tu nombre, tan lejano, distante
y querido, el Don apacible:
Cauce y horizonte desde la orilla que me lleva
oreado por la paz impasible del tiempo y la mesura
y los recuerdos
que me llegan y son más recuerdos, tan solo
memoria y siempre recuerdos, siempre.
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