Nos patea la vida .
Nos resta los detalles, las palabras sin nombre
y los verbos sin sustantivos
que roban silencio y distancia.
Nos patea y bien que
nos patea la vida.
No te hacía en Caronte,
Lázaro, amigo. Te pensaba
en el recuerdo, en el enjambre
rumoroso de miel y poesía: tu y yo, ambos,
desde entonces, una estela.
Ahora, un golpe helado,
sombrío y con tu nombre
que me dice: ay, amigo,
cómo nos patea la vida, cuánto y bien
me patea la vida.
[1] Un día, un impulso,
un recuerdo y abrir el grifo del saber que es internet. El recuerdo de un amigo
y su nombre y en pantalla del ordenador, la esquela . Transido por el dolor, este texto como vida de los recuerdos.
.
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