Quemamos
Quemamos
mil palabras para buscar dos besos,
y quemamos el silencio para sofocar sus lágrimas.
Quemamos los caminos que nos daban salida
a unas manos quemantes que buscan destino.
y quemamos el silencio para sofocar sus lágrimas.
Quemamos los caminos que nos daban salida
a unas manos quemantes que buscan destino.
Escribimos
conjuros y miradas sutiles
con tinta amarilla y ajena al deseo.
Sabemos del tiempo que espera, impaciente,
su historia de sangre que sabe a derrota.
con tinta amarilla y ajena al deseo.
Sabemos del tiempo que espera, impaciente,
su historia de sangre que sabe a derrota.
Es lo
que queda, con tanta ceniza, apenas
en polvo como un recuerdo
vago y sin sombras, en la noche helada,
mudo y ajeno a las cuitas de entonces.
en polvo como un recuerdo
vago y sin sombras, en la noche helada,
mudo y ajeno a las cuitas de entonces.
Cual
barco, varados, en la otra orilla,
nos agobia el silencio y buscamos la ayuda
en las mil palabras por si queda alguna
con signos de besos o medias sonrisas.
nos agobia el silencio y buscamos la ayuda
en las mil palabras por si queda alguna
con signos de besos o medias sonrisas.
O que
tengan la fuerza de seguir viviendo
a media distancia, entre inciertas dudas
y nostalgias tristes que se repiten y dicen:
y tu dulce voz ¿en que cuya oreja suena?.
a media distancia, entre inciertas dudas
y nostalgias tristes que se repiten y dicen:
y tu dulce voz ¿en que cuya oreja suena?.
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