Sobrevivir
Cuánta tristeza si de tu nombre quedan letras sin figura
y apagones de memoria por el alma del olvido.
Sin nostalgia y sujetos los recuerdos con los ojos de la vida,
un sin vivir es volver, y vuelta a empezar un cansino,
como ayer, sobrevivir.
Y mañana seguiremos, me decía, para lo mismo
responder mañana: la búsqueda, sin desmayo,
de las sombras con los nombres
que hacen la identidad sin el color de la lumbre.
¡Cuánta tristeza, Rufino, cuánta
tristeza marchita en un pobre corazón!
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