Aquel día
Has vuelto a introducirte
en mis pupilas
con todo tu poder, y tus
imágenes
han poblado de vértigos mi
mente
y de alucinaciones mi
memoria.- Luis A. Cuenca.
¿Quién lo diría? Entonces, sin palabras para el camino,
un poco de agua y apenas fruta - dos manzanas-contra
la debilidad, empezamos a buscar los cruces donde las
sombras
alisaban los cabellos y el sudor con disimulo,
esbozando una sonrisa, la madre de la complicidad.
Y todas las brisas, las hijas del amor, suspicaces y llenas
de dedos ,
arreboladas , nos oreaban
los ojos del corazón, distraídos por el tiempo
y la experiencia. Quitaban el polvo al pasado,
y hacían cristalinas nuestras sonrisas, sus tactos
y aquellas miradas que nos cosían al retorno
como una obligación. Y más, como siempre, y lo mismo.
Hasta hoy, a la fecha, un jueves del año con el sol
a la puerta, y todas las palabras al fresco que buscan
los mil sentidos que tienen las catas del silencio.
A esta hora, como entonces y sin duda, qué
hielos quemados consumen los roces cuando
nos queremos. Y los artificios, prófugos del deseo,
buscan los besos para su escondite. Como nosotros.
¿Quién lo diría? Después de cuánto, tanto amor
como ayer para
mañana y por siempre.
Y en un verbo, en
No hay comentarios:
Publicar un comentario