Reflexionar es abrir una brecha en la luz: lo intangible de sólo pensar.
Engaño
Al andar se hace
camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar. A. Machado.
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar. A. Machado.
Un cendal y la brisa. Tan suave y ligera como el
aroma
de la risa, así el engaño de los sentidos para decir sin
hacer,
del humo del vivir, un fuego con su indiferencia.
Sigilosos ellos cual tenue color ajeno a la luz, son cabriolas
sus juegos de azar, el paso de los días, cual pasos
del lince sobre perdiz
con delicado plumaje, lleno de sabor.
La vista, el olfato y el tacto, vecinos de la tristeza
o vestidos de renuentes gustos para las hambrunas del
alma,
son trampas saduceas contra la verdad del vivir.
El placer y las
palabras con aires de
caramelo, infieles,
nos hacen distraídos al momento que no existe aunque la
suma
haga el tiempo con nombres diferentes: cientos de ideas
como plumas de gallo nos llevan al chaman del silencio
y de la nada,
a los desaforados brazos
tan largos como lenguas de mar.
Cual cíclopes o molinos mordidos por el viento de la
ansiedad,
a sabiendas, ignoramos que los árboles crecen solos
aunque no sepan
de Dios. Olvidamos y sin embargo nos hacemos matrioskas
en busca del amor:
no cejamos y sabemos de los hilos
que nos atan a los nombres que se repiten y nos obligan
a volver a empezar: el horror de ser hombre y el
hambre
y los sueños y lo mismo de siempre salvo tu nombre,
Soni, que rompe las sombras para hacer realidad
del recuerdo y visos de melancolía cuando miramos atrás.
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