Son los homúnculos que nos invaden para corroer el alma por lo propio de la condición humana. Los reflejos de Caín cuando salía de paseo para controlar quienes ocupaban el espacio que pensaba le pertenecía.
VECINOS
Carnívoros de
cuchillo y de palabra,
aves de vuelo
corto, emplumadas por la cobardía
del silencio,
mascullan y picotean la sangre
cuando nos dan
presencia con su mirada
y la desconfianza.
Cuchicheos de
cascabel o mascaras de algodón,
cual flechas sin
aire y ausentes los objetivos,
son pasos de
ocultación los síntomas
de tu vecindad, la
sonrisa o los cinco mil dedos
que son cual
sierpes de Gorgona, los silbos de su
orfandad.
Mil veces y siempre
que nacieras, las intenciones
cantan extractos de
banco, y por un interés
máximo del cero por
ciento, haces sin tiempo
relación de
simpatía por la conveniencia:
interminables
hileras del marfil y saliva
recogen amarillas intenciones llenas
de fracturas que rompen el ritmo
del carnaval:
oropel y polvo, en cobre,
mañana, son las
monedas de tu vecindad.
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