Viuda de guerra, sufrió lo indecible cuando el silencio por miedo era el único remedio contra tanto dolor y sufrimiento. Y nunca tuvieron ni nombre ni apellidos ni plaza en esta pobre tierra de Caín. De ahí este homenaje con el epígrafe SIN APELLIDOS en la poesía, siempre tan cercana de las almas desgarradas.
SIN APELLIDOS: La poesía tiene una
sola realidad: el sufrimiento
- María Colasa.
Tierra
con odio abonada
Es tierra de angustia y hambre
¿Qué del amor si no
odio, cuando la guerra? Rompía el cielo
Y las súplicas de tu
corazón ojeaban hambre,
soledad y miserias.
Aullaba el plomo, y las entrañas sorbían aire
Sin pan y con
lágrimas. Xuncías, segabas y llorabas la
secha del alba,
Antes del amanecer:
y nunca llegaba.
Eran ojos fruncidos y manos sarmentosas; hilo y dedal, en la cárcel,
Sin esperanza… ¿Qué
de la vida después de la guerra?
Un nombre ,
desmochado, fue tu condena;
El plomo en tus alas,
el camino al Ícaro
Del responso civil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario