¡Es que ni te enterabas!
Tu huida
¡Te respiro!. Cuando me hablas, te vivo mientras
respiras.
Mientras me dices, capturo las palabras para que el corazón las digiera, sin condimentos. Y nunca pienso
que serán los clavos que me sujeten a tu
nombre. Al revés, gólgota de mí mismo, te respiro aunque tus ojos nunca
dejan las huellas de tus miradas.
Lo sé.
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