El alma del cuchillo que aflora por la ira en el ámbito rural.
EL SENDIRU.[1]
Sin pretensiones, como anillo del tiempo
y de la prisa, contra el rodeo de la palabra y la miseria de la sebes,
haces de la diferencia tu identidad:
mis pasos son tu marca, la huella
digital que te da un nombre
contra el volumen incierto de los caminos.
En tu alma, ellos cortan el tiempo y
miden
la distancia contra la ansiedad y sus
derivados; por el miedo, pintan la oscuridad con fantasmas,
los cientos y miles que te transitan desde el pasado hasta mis
días ( mis padres y abuelos o atávicos
rencores). Que también son los tuyos por el polvo vívido que nos encadena a la
imagen presa por el afán de llegar. Y siempre contra la finitud. Donde quiera
la esperanza, donde sean las miradas, donde nunca los recuerdos, donde siempre tu
presencia, bebes del caminante la sangre que apaga la sed de su prontitud.
[1] .- El sendiru.-
Es un caso de metafonía, propia del léxico del concejo de Lena. En castellano: el sendero.
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