Patrística
Es bien sabido, y así lo afirman los padres de la Iglesia:
- Nunca te anida el
rencor.
Por completo ajena a los avatares de la vida y sus
gusanos
de carbón y hiel,
pasas como matrona de las palabras en el dedal
donde habitas
mientras con tus lapiceros azotas, lanzas de Breda en tu costado,
a quienes , por osadía pretenden, con la línea,
poner puntos a tu vida, en el horizonte.
Sí. Bien lo escribe San Anselmo como argumento: es
ontológico,
para la existencia de Dios, conocerte y sospechar que
la Divina Providencia te puso un caballo en el corazón.
Y que el amor, capricho azucarado en su plenitud, es zumo del pecado
que luce en las imágenes
que acechan cuando
ofertamos días como limones a quienes queman
nuestras palabras con el fuego que sus manos estrujan
porque saben que nunca nos habita el rencor.
Es público y notorio.
Por eso temos un cravo cravado nel corazón.
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