VESTIDA
Piedra: Ella es el mundo que otros desgarraron
J.E. Pacheco.
De falda o con los vaqueros
ceñidos al deseo. Y los ojos
al natural, con alma de luz, y vestida con las nubes
hiladas por el
viento en las dunas del corazón;
es más, con tus palabras y los sedimentos de azul,
haces magia con las sombras
de tu piel: son las burbujas
si desnuda, que rezuman tus
devaneos por el amor:
una fatalidad; como el árbol, mi abedul, transgénico
por soledad, tu cuerpo, sin corteza el tronco,
todos los minerales, tus
gracias, son simples rebujos
de una muerte anunciada sin
hojas, sin risas, como
esas manos de Guayasamín: filigranas del dolor,
todas las ramas, tus dedos y las primaveras ,
todas las ramas, tus dedos y las primaveras ,
tus risas, los pájaros
amarillos y el desencanto,
pobre abedul y tu, pobre
desnuda con un hálito
de tristeza, hacéis
de la vida un campo de viento y
arena,
yermo como el vacío y sin palabras que masticar:
es lo de siempre, por
condición, aunque yo he de buscar
tu alma tibia sin ti que no te entiende. ¡Vestida!
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