Rotonda
Me aterra la
palabra de los hombres.
¡LO saben expresar
todo tan claro!.- Rilke
Con tres salidas como tres heridas. Así la rotonda
del vivir. Ni actos ni
pensamientos son jaulas donde vive
el trino de la tristeza, el desamor o el ámbito de la
soledad.
Al revés de la dicción, el
amor sale con palabras
que si despavoridas o
enlatadas en el membrillo de la miel:
como el tiempo por la
rugosidad de la duda, AMARILLO,
el tacto es el camino del
silencio por el cansancio
de las golondrinas, con
zapatos de charol cuando pían
por tu presencia desangelada en los vértices
del dolor.
Que también es muerte cuando los días, trenzados,
son trampas del corazón,
cautivos o prisioneros
de una promesa sin nombre,
advenedizo,
y sin límites de
certeza, como pompa de jabón.
Sin embargo, por la ceguera y la frágil luz
de las palabras, hacemos de
la vida y con ellas
el fuego contra las fieras
que nos acosan
como reliquias del olvido con
su círculo final.
Buscamos, entonces, inasequibles al desaliento,
la rotonda y las vías a
cientos, que son tres,
para encontrar lo mismo, en
la siguiente y ser
hombre y lo mismo y mañana, para vencer.
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