domingo, 28 de octubre de 2018


La Cortina: una lectura diferente.


Hace poco meses fue noticia en el concejo  el arguexu que bajó en La Cortina. De gran envergadura por la tierra y los morrillos que se desprendieron, si no hubo una desgracia es porque Dios no quiso. Ante  esta desgracia que pudo haber sido, sería normal que de alguna manera quedase una referencia escrita para ejemplo de futuras generaciones; en tiempos, cuando Dios era el centro de toda las vida,  tal vez una capilla, tal vez una lápida en la pared de la iglesia con la fecha y una referencia religiosa serían el recurso para el recuerdo. Para los tiempos que corren, pese a modas y costumbres y nuevas tecnologías y amor líquido para las relaciones; pese a las ideas que se esconden de todo lo anterior, La Cortina será recuerdo  si con cuatro palabras describe el peligro al que los vecinos estuvieron sujetos en este año, 2018.
Y las causas.
Porque si el destino del hombre es su aldea, como dice T.S.Eliot, las generaciones futuras, dentro de cincuenta o cien años, tienen que saber que por  morir la imprescindible cultura del agua en el ámbito rural, su pueblo a punto estuvo de sufrir una desgracia. Este saber centenario es el que evita argaxos como este de ahora,  y que desaparece cuando ya no hay manos para abrir presas, aguatochos o canos que pocos ya saben lo que son.
Porque si cultura es lo que queda después del olvido, propiciar  el recuerdo  con un símbolo y unas cuantas palabras es importante para  las futuras generaciones porque sus antepasados  supieron plasmar en palabras las consecuencias de la muerte de tantas culturas populares que se perdieron  cuando sin prisa y sin pausa desaparezcan quienes hacían su  vida con ellas.
Aunque  siempre hay un lejano nogal, doblado  sobre  el agua, a donde acuden a morir los guerreros más viejos escribe J.Llamazares.

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