Mis
gatos
Que son
alérgicos a la soledad y a la palabra, mininos
con ámbar
en la mirada y el azulete en el corazón
como tinte
del vivir, con sus genes en el color, variopintos;
son, además, como
Armando o Mariví, con uñas
para abrir en canal almas que huyen del silencio
como agua del cristal.
para abrir en canal almas que huyen del silencio
como agua del cristal.
Igual este Millán, rebelde y dormilón, pertinaz
refutante e impertinente, adorable al anochecer, que me
runrunea mientras hace del tacto el milagro del amor:
-Ay,
Millán, mi bribón, háblame, desde el cuello,
de tus correrías, si en balde como las mías:
el milagro
de la
palabra para el recuerdo es bálsamo
que limpia
la cicatriz como residuo del amor.
Esta y aquella o la otra y alguna con sus mentiras
me succionan
el lenguaje y sus circunstancias.
Y como tú,
amigo, ni siquiera somos recuerdo
o noche
estrellada sin niños ni risas ni cosquillas.
¿Y tu
Paquita? distante ella o indiferente,
si te vislumbra, con su colita-caracol te arroba
los
sentidos y los pálpitos del corazón.
¡ Cómo nos
deja el amor! Nos cimbrea el alma,
nos quema
las palabras y, con sus cenizas,
abona los
deseos que nos aturden
y hacen de
tu gatita lo propio que haría yo:
mantenerla
viva como polvo enamorado.
... en un jardín donde los gatos se comían las ranas. F.G.Lorca
... en un jardín donde los gatos se comían las ranas. F.G.Lorca
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