¿Quién te cerrará los ojos?
Tengo mis dudas de que escribir sirva para algo en este pobre
país(Asturias incluida); aunque hacerlo,
para quien lo intenta, es tan necesario como beber un vaso de agua, agobiado
por la sed. Porque si leemos el artículo
que publica en LNE Francisco Palacios el día 7 del enero del año/-023/ sobre carencia absoluta de objetivos y
proyectos imprescindibles, desde siempre, para que nuestra autonomía tenga un rumbo
estable en todos los órdenes del vivir y del gobernar. Y si para colmo
recogemos las palabras del geógrafo José Antonio González Díaz, experto en
desarrollo rural y doctor en Ordenación del Territorio cuando dice en LNE de
fecha 22 de diciembre de 2019 que el desmantelamiento en 30 años de un modelo
de gestión con siglos de vigencia …. y entonces la población local no se ajusta
con la norma porque no se ajusta a la realidad … Entonces ¿para qué seguir? Es
evidente y dramático el ninguneo de esos
haraganes de la Junta del Principado con el ámbito rural en cualquiera de sus
manifestaciones: desde el tratamiento del lobo hasta esa fiscalidad que
desangra hasta la extenuación a quienes dejan a sus hijos predios y abertales
de muy escaso valor o ninguno. Por el contrario, también es evidente que ellos sí corren, y
desaforadamente, detrás de los
contenidos de "las tres P" que A. Valcárcel les pone como
característica propia: poder, prestigio y privilegios. Con estos sustantivos a
sus espaldas tienen bastante y les sobra porque, para mantenerse en las
instituciones que consideran propias,
como norma tienen lo del tiempo resolverá. Y así desde hace cuarenta
años, que se dice pronto; aunque reconoceremos que fue con el gobierno de Pedro
de Silva cuando, con esperanza y sin convencimiento, la teoría de las alas
surtió un efecto positivo de lo que
podría dar de sí un proyecto para Asturias. Pero se acabó. Lo que siguió fue un río de palabrerías que
llega hasta nuestros días con sus efectos demoledores que necesitan de una
explicación para esta descripción tan negativa. Baste con decir que el slogan
"Asturias paraíso natural ",como bien explica nuestro geógrafo, es un
equivalente al concepto de "Asturias, paraíso cultural", fruto de una
dilatada interacción entre hombre y medio a lo largo del tiempo y que desaparece sin prisa y sin pausa porque en nuestras aldeas, que debían ser
mimadas como núcleos de población, ahora sólo resisten ancianos con 70 años, y en
soledad, y que siguen renqueando como jardineros que son y fueron del medio
ambiente. Porque ellos podrán ser analfabetos pero sin duda son bastante más
listos para lo suyo que todos esos que con sus leyes convirtieron nuestro
cordales en paraísos del matorral. Ahora, como punto final y llenos de nostalgia y de vida se preguntan ¿quién te cerrará los ojos en esos almacenes
que son las residencias donde pasan sus últimos días? Basta con recordar los
efectos del Covi en las residencias de Madrid: un dolor. Tal vez tenga razón el
dramaturgo Juan Mayorga, premio Príncipe de Asturias, cuando escribe que
"Nuestro tiempo es de una falsedad tan abismal que si alguien pusiese algo
de verdad en el escenario, la gente saldría del teatro a quemar el mundo".
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