domingo, 15 de enero de 2023

 

                ¿Quién te cerrará los ojos?

Tengo mis dudas de que escribir sirva para algo en este pobre país(Asturias incluida); aunque  hacerlo, para quien lo intenta, es tan necesario como beber un vaso de agua, agobiado por la  sed. Porque si leemos el artículo que publica en LNE Francisco Palacios el día 7 del enero del año/-023/  sobre carencia absoluta de objetivos y proyectos imprescindibles, desde siempre,  para que nuestra autonomía tenga un rumbo estable en todos los órdenes del vivir y del gobernar. Y si para colmo recogemos las palabras del geógrafo José Antonio González Díaz, experto en desarrollo rural y doctor en Ordenación del Territorio cuando dice en LNE de fecha 22 de diciembre de 2019 que el desmantelamiento en 30 años de un modelo de gestión con siglos de vigencia …. y entonces la población local no se ajusta con la norma porque no se ajusta a la realidad … Entonces ¿para qué seguir? Es evidente  y dramático el ninguneo de esos haraganes de la Junta del Principado con el ámbito rural en cualquiera de sus manifestaciones: desde el tratamiento del lobo hasta esa fiscalidad que desangra hasta la extenuación a quienes dejan a sus hijos predios y abertales de muy escaso valor o ninguno. Por el contrario, también es evidente que ellos  sí corren, y  desaforadamente,  detrás de los contenidos de "las tres P" que A. Valcárcel les pone como característica propia: poder, prestigio y privilegios. Con estos sustantivos a sus espaldas tienen bastante y les sobra porque, para mantenerse en las instituciones que consideran propias,  como norma tienen lo del tiempo resolverá. Y así desde hace cuarenta años, que se dice pronto; aunque reconoceremos que fue con el gobierno de Pedro de Silva cuando, con esperanza y sin convencimiento, la teoría de las alas surtió un efecto positivo  de lo que podría dar de sí un proyecto para Asturias. Pero se acabó.  Lo que siguió fue un río de palabrerías que llega hasta nuestros días con sus efectos demoledores que necesitan de una explicación para esta descripción tan negativa. Baste con decir que el slogan "Asturias paraíso natural ",como bien explica nuestro geógrafo, es un equivalente al concepto de "Asturias, paraíso cultural", fruto de una dilatada interacción entre hombre y medio a lo largo del tiempo  y que desaparece sin prisa y sin pausa  porque en nuestras aldeas, que debían ser mimadas como núcleos de población, ahora  sólo resisten ancianos con 70 años, y en soledad, y que siguen renqueando como jardineros que son y fueron del medio ambiente. Porque ellos podrán ser analfabetos pero sin duda son bastante más listos para lo suyo que todos esos que con sus leyes convirtieron nuestro cordales en paraísos del matorral. Ahora, como punto final y  llenos de nostalgia y de vida se preguntan  ¿quién te cerrará los ojos en esos almacenes que son las residencias donde pasan sus últimos días? Basta con recordar los efectos del Covi en las residencias de Madrid: un dolor. Tal vez tenga razón el dramaturgo Juan Mayorga, premio Príncipe de Asturias, cuando escribe que "Nuestro tiempo es de una falsedad tan abismal que si alguien pusiese algo de verdad en el escenario, la gente saldría del teatro a quemar el mundo".

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