lunes, 1 de enero de 2024

 

 

Los neo-rurales

La escritora Ana María Moix, hermana del novelista Terenci Moix, publica el día veinticinco  de febrero de 2012 un artículo que se titula "Mobbing" rural. Describe con clarividencia  la difícil convivencia que hay entre el urbanita que llega a la aldea como gitano con corbata,  y los aldeanos de siempre, sus habitantes naturales. Y sin razón alguna que lo justifique, entre recién llegados y moradores se establece una relación que en ocasiones puede llegar a ser hasta tensa y complicada.  Las formas de vida tan diferentes chocan porque proceden de trayectorias vitales muy diversas: mientras que el urbanita cree que en el campo la bondad es intrínseca a todos los seres vivos  (animales, vegetales o minerales) en la aldea, la vida y la muerte conviven pacíficamente porque para vivir unos tienen que morir otros: el "pitu de caleya" antes fue un gallo cantarín que a las seis de la mañana toca a diana para que ellas cumplan con su función primordial que es poner huevos. Dicho con otras palabras, hasta tal punto se roza el ridículo en esta difícil convivencia, sin razón de ser, que el urbanita, en sus escritos administrativosa, hasta se inventa enfermedades de los nervios, desvelos nocturnos, olores irritantes para su delicada pituitaria o cierres de caminos de uso vecinal como si fuesen de su propiedad. También despiertan su inseguridad o miedos los perros sueltos, las cencerras malsonantes o unas vacas,  con sus bonicas, que pasan  delante de sus casas, y pretenden que sus dueños las quiten porque los niños las pueden pisar. 

 Sin embargo, además de estos especímenes someramente descritos, también los hay educados que sencillamente aplican el principio básico de "vive y deja vivir": son prudentes y respetuosos. Gente normal que preguntan antes de emitir un juicio  sobre los usos y costumbres tan arraigados entre las gentes que serán sus vecinos, y que aprecian su compañía. Y la agradecen porque están hartos de su soledad porque en las caleyas ya no hay niños que jueguen al piocampo.   

Con las ideas anteriormente expuestas, nos adelantamos  a los tiempos que se avecinan por influencia de la "alta velocidad española"(AVE) que cruza nuestro concejo, rauda y veloz como el paso de un ángel. Y entonces, sin duda y con el tiempo, nuestros pueblos con sus paisajes serán objeto de deseo de gentes de la España rica;   y buscaran, en nuestras aldeas, el sosiego contra el ruido que aturde sus días con sus noches. Por eso, y para que no pase lo que describe la escritora catalana,  nuestro Ayuntamiento tendría que prevenir para defender al paisano con una ordenanza municipal  donde se especifique que una aldea no es una urbanización. Y convendría, además, colocar un metacrilato a la cabecera de los cuatro valles que conforman nuestro concejo, y en letras bien grandes, como hicieron en Llanes,  se describa asuntillos propios de nuestra vida ancestral; decir, por ejemplo,  que los perros ladran, los gallos cantan y el cucho cría  mirucos y sus aromas  desmayan las voluntades, diría JM.Pemán. La modernidad y el futuro vienen junto con este acrónimo: AVE.

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