jueves, 12 de octubre de 2017

 Osado homenaje al mas humilde de los herreros  de la imaginación.

Poeta en Nueva York

                           Sangre que oxida al alisio  descuidado en una huella
                            Y disuelve a las mariposas en los cristales de las ventanas.
                                                                                                                 F.G.L.
                           


Todas las palabras son un dolor, pájaros que roturan gemidos
Que las ciudades emiten cuando son Nueva York.
Cristales rotos en alcohol de cigüeña, son los hijos de las calles y los sueños
Cielos sin salida, arañas, templos de los brazos  amarrados al deseo,
Pivotes  de la crueldad extrema  de los  perros  vacíos.

Aquella niña en  latón prisionera, hierva masticada, alma herida
Por  la quemadura infinita, Lorca enmarañada en los hilos del amor,
Roba a los tigres los dientes de león,  desván y musgo  de la ferocidad
Del  insecto. Sus dedos helados abren la ruta del cielo
A los trenes de cristal: en los paisajes de leche, las piedras vacías
Se amaban  más allá de las fronteras, las distancias o de lo museos.

El duro marfil de tu carne invisible era un millón de hormigas
Que devoran los lechos vacíos y los barcos encallados: el vacío
Del hueco de las venas, máscara de las palabras en el recipiente
Donde viven todos los nombres  de tu corazón. La última gota,

 La que grita:¡ Ser tu de no ser yo! Nunca asesina emboscada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario