Homenaje con palabras nunca fatigadas.
Eligio del Castillo, LIGIO.
La gratitud es el
sentimiento obligado de las personas
de bien con quienes contribuyeron
de alguna manera a mejorar algún aspecto o circunstancia de nuestra vida bien
individual o como miembros de una
colectividad. Este sentimiento no es
para zafios ni rocines que tanto
abundan en este país. Es el sentimiento
propio de quienes tienen principios firmes, y saben reconocer que la ayuda recibida nunca supone una humillación por una
debilidad. Por eso el refranero español, como depositario del sentir y del
saber popular, nos dice que es de bien nacidos ser agradecidos. Nadie más ruin,
por tanto, que el desagradecido, dicho sea con todas las
letras en román paladino.
Aunque no es el caso de
quienes organizan el homenaje que se
brindará a Ligio como fotógrafo cuya vida fue sujetar, contra el tiempo, la figura de sus vecinos en un espacio nunca
virtual. Porque la vida de Ligio es un
clic que captura un instante, una vanidad o una sorpresa; no lo puede evitar. Cuando
el blanco y negro de su cámara se plasma en una fotografía nos dice que una
forma de ser es una forma de ver y una forma de ver es una forma de ser: Ligio
es la discreción personificada con el saber profundo del castellano quien
como Hamlet, le contesta a su tío que sigue la dieta del camaleón: - me alimento de aire embutido en promesas.
Hay que decir, además, que un elemento fundamental en su mundo
espiritual es la nostalgia que nos
regala a cada uno cuando, por esa
costumbre que tenemos de vivir, entramos
por el ojo de cíclope de su cámara fotográfica. Porque la fotografía utiliza la
luz para escapar de la oscuridad, nos hace recuerdo y un nombre propio, una
identidad bien definida cuando la magia del clic de Ligio captura nuestra estudiada espontaneidad. Por eso Ligio está profundamente ligado a nuestros
paisajes y paisanajes; porque Ligio es
la fuente principal para cualquiera que escriba sobre la sociedad lenense,
su historia o la cultura que propiciamos
como sociedad viva que se busca a sí misma sin prisa y sin pausa. Sabemos que
en los últimos 40/50 años, la retina de
Ligio y su cámara, con la luz como propietario principal , crearon los iconos que nos definen como
colectividad entre lineal y quebrada. Por
sus cientos de fotos, transitan nombres y fechas y saberes y alumnos y
sus cámaras que ya forman parte de nuestro patrimonio tanto como su saber
estar, su ponderación y su discreción: un homenaje a este maestro de la
fotografía es recoger el pasado para poner las bases de un futuro en paz y prosperidad: es hacernos
jóvenes con el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario