Verde que te quiero Lorca 
Como sonrisa del agua o la risa del viento, 
afloras en los hijos de tu soledad, los árboles y sus
mil  dedos, los millones de hojas que te
acunan y mecen y te hacen un mar inmóvil y verde, el celadón
como bruma en el horizonte, justo el marco para la  mirada
y la sombra que te visten  el alma con la piedra de los sueños: el Aramo.
A sus pies, te respiro y llenas mis pulmones con la
espera,
ebrios, que esconde  tu corazón. Son vida
 por el sol  y  la
luz, tus compañeras.  Y con el aroma 
que tiñe el entorno del  verdigris, desde  Arabia
hasta el confín de la torre Eiffel, émula de la Libertad,
te hacemos el Turing con tu sabor  a primavera
henchida de inviernos con una mica de sal para 
hacer del otoño aquel sabor de cielo y azul. 
 
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