domingo, 8 de septiembre de 2024

 

 

Asentado, aquí, en la distancia
y con árboles centenarios
que me habitan,
sin lluvias, un alma sosegada
y vivir con derecho
a la palabra y ajeno
a las ruinas por el sarcoma, ¡ay!
de los muros de la patria mía.
 
Aquí, firme, con hábitos
del  silencio y ajeno
al voceo con sus patrañas ocultas.
 
 Aquí, de nuevo, ¡ay!, si pudiera
con tus vacíos, haría
las sombras del amor que nacen
del   tacto de tus dedos,
con su  cintura irregular.

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