¡A cántaros! Hoy llueve
a cántaros
las palabras de un
poema; y sus versos calan
con ternura los confines del silencio:
mi alma o la tierra, como esta lluvia
de tormenta, a cántaros, espera, hacia la vida
días de sol con apacibles ensueños
de amor, como una
esperanza.
Agua de lluvia, invernal, un noviembre
con hambre de nieve y
de vientos sin
corazón. Agua de
lluvia con profusión
de invierno, regalo de los cielos, mis recuerdos
anclados en los
mil nombres que se trenzan
como los ríos que van a dar
a la mar, que es el vivir; mi recuerdos, a dieciséis,
me llegan como esta lluvia, a cántaros.
Y como la lluvia, hacen fértiles mis días,
escasos de luz y de horizonte, como asideras
donde colgar las sombras que escamotean
las dudas de la sequía otoñal.
!Ay, amor! Esta larga sequía otoñal!
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