CENIZA
De profundis, con
la vida en el fuego, arde la ceniza.
Por compasión,
un miserere; en ruta con las palabras,
la invocación es
garganta y alma con sonido, los ecos
de un clamabo en
la consunción, camino de la nada.
En la pereza ,
ánima trémula por el dolor, memento
en ebullición por
la alegría de vivir, lejos de Jerusalén,
busco al Celan y su
cerámica del sufrir, el agua gaseada
en polvo que
termina por fin con las brujas de su devenir:
corrosiva memoria
para tanta fe sin la
esperanza en el hueco
del mañana, ¿dónde
la pirámide que guarde en sí la brisa
de un amanecer? tal
vez si el relámpago vibra y esconde la
luz
cual botín de
guerra encendida, sin nadar y romper el color
y destellos en el
túnel de Mirabeau, aguas contra el olvido,
todas las formas
huyen de los dedos sin manos que
rompen los sentidos
y desdibujan el corazón.
Y si los ojos, cual urnas
o copas de cristal, negras,
son campos de
soledad donde un viento de cuchillo
nos traspasa, más
allá del silencio ni huellas o sombras
contra
la finitud: el soplo y polvo enamorado.
- Homenaje a esos niños de tantos años que salen su soledad con los ojos cerrados y sin alma.En el día de la fecha, 25 de marzo de 2020.
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