Limpiaba en Oxford y escribía, a escondidas, en ruso ; sus textos, en el idioma original, los dejaba en el tablón de anuncios más próximo que encontraba.Esta licencia que se permite como trabajadora le produce una profunda e intima satisfacción. Se llama Nadia y me manda- no me lo explico- este poema.
Mientras
lloras, siempre te escribo.
Toda la tinta que tienen las
letras de tu nombre me la chupan las arañas y las dejan vacías y sin aliento:
tu. Tampoco puedo garabatear mientras te pienso cuando sales de correría. Y aunque andes por el cielo, colgada
de las estrellas, con tus ojos de palabras
y huyendo por los temblores del miedo,
sin duda renqueas porque las víboras, sí, muerden
tu corazón.
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