jueves, 7 de septiembre de 2017

 Y no pongo más. Se acabó.





Si dicen quien de los dos 
la mayor culpa ha tenido, 
digan los hombres: la Cava; 
y las mujeres,  Rodrigo.



- Imposible escribir y decir tan profundo como este anónimo cuyo mentor fue aquel Monseñor Rouco al que alude el Arcipreste en una de sus serranas más famosas.

Fueron las pesquisas de Mdez. Pidal las que dieron con este monseñor medieval, con sede arzobispal en la Andalucía  invadida. Lo consintieron, dice el erudito, y escribió un libro cuyo título, traducido,  es: Denle diez latigazos a la mujer que quiera ser como el hombre.

 Pero los hombres, dioses menores, quieren ser como las mujeres: ayudan a soplar los vientos y guiar las nubes. Nadie hizo caso al monseñor.


Por eso no existen las tormentas en el SS. XXl. 

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