Un mustélido en el
wasapp, tu nombre.
Ilustre señor: para provocar a virtudes y
refrenar vicios, muchos escribieron por diversas maneras ... De Mingo Revulgo.
En línea y sin horizonte, cual mustélido y su barbado
fociquín,
entras y sales del wast, vacía de sentido y de sombras
que hagan viva tu figura.
Es una grafía sin sabor ni olor, insípida. Y como tienes
vacío
el organismo que te sustenta, describirte es como recoger volutas de aire
en un espejo.
Lo pretendes todo sin ser nada de ti, y cuando
wasapeas, tus silabeos son colas de
ratón
que disipan el calor de un cerebro vacío como el tuyo
¡Qué le vamos hacer!
Y si balanceas tu vanidad, y escribes las tonterías con el amarillo
de tu definición, asustada, gateas y huyes sin argumentos
donde el silencio hace de ti una palabra sin contenido,
como el aire de un crimen
que se cierne sobre la confianza habida en los textos de
tu filosofar: te conocemos,
sabemos de tu manipular,
y que detrás de tanta tecnología,
como siempre,
te escondes y te engañas cuando piensas que, si viertes lo que sabes, tus seguidores
hacen una figura acorde con tus merecimientos. Tal vez. Sera, sin
duda, una línea fina, muy fina,
con forma de ratón y la cola en las orejas, como piedras,
sordas, a los vientos de la vida.
Es lo que hay, no te engañes. Y como mucho, golfita,
cuatro palabras para romper
el cristal de tu nombre, como si fuera una pila
bautismal: un mustélido en el wasapp.
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