domingo, 3 de septiembre de 2017

Versos para el desayuno: Nunca habría escrito estos versos si no estuviese enamorado.      








Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
                                          Non vitae gaudia quaero
                                                                              Virgilio.




En el origen de los versos el cuerpo de Serafín y la crónica del desengaño, tributo siempre al vértigo del amor. Cernuda buscaba su  cuerpo y el alma,  obligado por el deseo. Sin embargo éste  se escabullía como el aire en el viento, como sierpe encantada.

Serafín desconocía, sin embargo, las consecuencias de sus juegos eróticos. La ansiedad que ponía a sus pies al poeta es  la  misma  que le  obliga a los versos que escribe: un carnívoro cuchillo  que bebe su vida. El que limpia su alma y lo lleva a la desolación de la quimera: al olvido que siempre  seremos.


¡ Ay, Serafín, Serafín!

No hay comentarios:

Publicar un comentario