La nieve como endecasílabo de la vida: En este instante, breve y duro instante ....
JÁCOME
Nunca será lo mismo un Fernández que apellidarse Jácome; y la diferencia se acentúa si
se presenta un libro en la Casa de Cultura de
Pola que se titule Pequeñas notas para una canción de invierno; poético donde los haya, este título anticipa
la capacidad creadora del autor, como fotógrafo, por la sensibilidad que encontramos tanto en
los temas inesperados que calcifica con su cámara como en la selección de los mismos. Y cual homérico Héctor de tremolante casco, por
el moño que corona su testa, hace
creíble para sus fotos lo que
dice Charles Simmons sobre el amor en su novela Agua salada: el amor es mágico
porque crea algo de la nada. Por eso me entenderá si le escribo que las
fotografías buenas no son reales, son estampas sobre lo que uno piensa o siente sobre lo real; como si el arte fuese un refugio de la realidad de
quien usa la mirada como recurso principal para ser una sombra del tiempo, ocre
como el otoño. Por eso, nos atrevemos a decir que la idea que recorre
el libro como hilo de Ariadna, es la fugacidad. La misma que da vida a la
nieve que le sirve a Héctor para dejar constancia de su formación académica con la línea y la
exactitud por argumento principal. Aunque claramente se deja
entrever, como alma atormentada, que un día dirá, como decimos todos: Ya somos todo aquello // contra
lo que luchamos a los veinte años. Para ser dueño de los versos del
poeta mejicano Pacheco, sabrás que será un proceso arduo y difícil que te pone en el
camino de hacer poesía con la luz, el color
y el sufrimiento como temas
únicos, con variaciones. Sabiendo, también, que esos sustantivos remozarán el objetivo de tu
cámara, y harán de ti un maestro que
sabe dónde está el Utriru y eleva su fotografía a la categoría del blanco y
negro, sublimes, igual que el gorrión al que hiciste prisionero un día sin fecha que había nieve y frío en la
Pola de siempre, con sus miradas perdidas y sin futuro. Y que nunca más
bajará a las soledades del jardín
y de pronto lo espanta una mirada. Y
alza el vuelo sin fin, alza su libertad amenazada para darte una idea desde el alambre donde penden tantas cosas de nuestras vidas.
Como tu gorrión.
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