sábado, 24 de febrero de 2024

 

El cucho

Gracias a Dios, la gente del campo sale a la calle en defensa de su derecho a la dignidad, como muy bien escribe J.LLamazares. A esta idea  hay que sumar otra: si optaron por esa vida es porque sienten la llamada del campo para  realizarse como personas; no son unos pollinos por analfabetos que no sirven para otro oficio. Y su cultura está enraizada en los tiempos y pasó, en cientos de años,  de padres a hijos hasta nuestros días que parecen ser los últimos. Y que está recogida en muchas ramas del saber sin duda. Sin embargo, como bien dice un cura de Zamora, párroco de cuarenta pueblos próximos a la raya de Portugal, y ya casi vacíos,  "vivimos en un sistema capitalista y para el capitalismo el mundo rural no es rentable." Por eso tantos inconvenientes de las instituciones municipales, regionales, nacionales y europeas para vivir con dignidad en el mundo rural: que si el lobo, que si el jabalí, que si los ecologistas furibundos, que si cortar las cañas de algunos árboles, que si las cuadras, que si esos neo-rurales de fina pituitaria… Todos ellos quieren hacer de nuestras aldeas urbanizaciones como "Valjunco" y a sus habitantes, los jardineros que como decía Feijoo, en el S. XVlll:  "si no es vida más penosa la de los míseros labradores que la de los delincuentes que la justicia pone en galeras". Y aunque esta afirmación para hoy en día parece exagerada, no es menos dramático ver cómo las caserías,  que son la base de la organización de los espacios geográficos colindantes, están condenadas, por demografía, a ser un abertal de árgomas y de artos. Y sin futuro porque, vistos los acuerdos que se firman,  y que sólo hablan de adelantar pagos como mendigos que parecemos de las remesas de la Comunidad Económica Europea. Es vergonzoso. Porque lo que acuerdan. como siempre, es pan para hoy y hambre para mañana. Ni una palabra de los responsables institucionales sobre proyectos para aprovechar los múltiples recursos de que disponemos en esta región. Y que servirían para apuntalar un futuro que no sea un muro contra el que se estrellen las ilusiones.  Ni gurgutan ni se comprometen a nada. También es verdad que los firmantes de los acuerdos tampoco saben pedir, y sólo piensan con el estómago casi vacío. Porque puestos a pensar, el cucho es un recurso que está ahí  y que como ya se decía en el s.XVlll, es la base más ecológica de los cultivos intensivos. Y  si se transforma en humus, duplicaría la producción de nuestros puertos para el ganado y de nuestras huertas para el autoconsumo, tambien. Pues nada, ni por pienso. NI se les pasa por  la cabeza a nuestros ínclitos representantes en todas las instituciones. Por otra parte, con nuestro clima(llueve lo justo y nieva lo necesario), la promoción de los invernaderos por la consejería correspondiente duplicaría las cosechas de patatas, berzas y lechugas tanto a nivel industrial como familiar. Y  nuestros cordales y alcores que multiplican cada año los materiales de combustión que luego son alimento de pavorosos incendios, están abandonados a la mano de Dios: la misma falta de limpieza que mata las brañas de Somiedo donde el parrotal ya arrincona los abundantes pastizales de antaño. ¿Qué decir de  las torrenteras de nuestros puertos que se pierden monte abajo pues nadie piensa en las pertinaces sequías que en el futuro asolarán nuestros pastos? En definitiva, para el futuro de nuestro ámbito rural, nada mejor que el poético "la desolación de la quimera". Sin olvidar, por comparación, que para cargos políticos hay nueve millones de euros,  y que no falten porque si no   la democracia. se resiente: otra tomadura de pelo más.   

sábado, 17 de febrero de 2024

 


El tacto

Arañando sombras, queda el recuerdo
y una historia de amor con mis palabras.
Confeso adolescente, un algo de melancolía
con esta luz del febrero entre los dedos,
rebusco las galerías, con su negritud,
y unos ojos que hablan por sí con sus ansias.
Afanado en ellos, aquellas manos de entonces,
candentes,  orillaban el tiempo y un respiro:
ángel fieramente humano,  en plenitud
del tacto, como el río al mar, su morir
ciegamente, donde habita el olvido, la memoria
 con tu nombre cuando huyo del viento
camino de la nada, la forza del destino.

 

¿Cómo seguir?¿Y el  secreto  tras las nubes del placer?
Imposible entonces romper en lluvia
el mundo abierto del conocimiento, las esquinas,
sí, donde aprendimos los secretos del amor.
Ayer y  hoy,  como siempre  y nunca,
el tacto, fuente inagotable del amor, mañana.